Conmoción en Italia, de donde eran 7 de las 13 erasmus muertas en Tarragona

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

ESPAÑA

En el sentido de la lectura: Elena Maestrini (22 años), Serena Saracino (22), Francesca Bonello (24), Elisa Scarascia Mugnozza (22), Lucrezia Borghi (22) y Elisa Valent (24).
En el sentido de la lectura: Elena Maestrini (22 años), Serena Saracino (22), Francesca Bonello (24), Elisa Scarascia Mugnozza (22), Lucrezia Borghi (22) y Elisa Valent (24).

El primer ministro Matteo Renzi visita en Tortosa a los familiares de las fallecidas

22 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una gran conmoción se vive en Italia tras conocerse que siete de las trece jóvenes que murieron en el autobús que viajaba desde Valencia a Barcelona eran italianas. De Turín, Florencia, Friuli, Génova y de Roma han partido hacia España familiares de Valentina, Elisa, Francesca, Elena, Lucrezia, Elisa y Serena. Eran chicas entre los 22 y los 24 años llenas de vida y de proyectos que se han roto en el asfalto de una autopista. El dolor de todo un país del que se ha hecho eco el presidente Sergio Materella, quien dijo estar «profundamente apenado», mientras el primer ministro, Matteo Renzi, se trasladó ayer a Tortosa para acompañar a los familiares de las fallecidas y de los heridos. Según el consejero de Interior catalán, la visita del mandatario italiano es de carácter «privado» ya que tiene relación con la familia de una de las víctimas.

El padre de Serena Saracino, de Turín y estudiante de Farmacia, describe a su hija como «un ángel de largos cabellos. Muy estudiosa y obediente, como hoy es difícil encontrar». Su hija estaba enamorada de Barcelona y por ello había solicitado la beca Erasmus en esta ciudad. La experiencia en la capital catalana de Elena Maestrini, originaria de Grosseto, tenía que terminar al final del verano. Estudiaba en la Universidad de Florencia, donde el rector anuló ayer las actividades públicas. Además de Elena, también Valentina Gallo y Lucrezia Borghi venían de esta universidad, y ayer las tres fueron recordadas en el Aula Magna con un minuto de silencio. El sábado habían solicitado una prórroga de un mes al programa Erasmus.

Ayudar a los demás

De la genovesa Francesca Bonello habla el padre Francesco, el jesuita que guía la comunidad de vida cristiana a la que pertenecía esta estudiante de Medicina. «Había elegido esta carrera porque para Francesca era una manera de ayudar a los demás, y por ello había viajado el verano pasado al Chad con su novio Federico, que es médico, junto a una asociación de jesuitas». Este sacerdote la conocía bien. A ella le encantaba impartir catequesis, asegura. Y recuerda que al poco de su llegada a Barcelona había cocinado lasaña para decenas de personas: «Ahora estará en el paraíso cocinando lasañas a todos», comenta con lágrimas en los ojos. Mientras el padre de Elisa Scarascia Mugnozza ha viajado a España, su madre María Teresa se ha quedado en la casa de Roma «destrozada por el dolor». Hacía solo un mes que Elisa se había ido a Barcelona y tenía que volver en julio. «Estaba en quinto de Medicina y Psicología, pero no sabía si trabajar en el extranjero o aquí en Italia», explica la madre, y añade: «La habíamos animado a participar en el Erasmus y haremos lo mismo con sus dos hermanos pequeños».

Vidas truncadas por la tragedia

Elena Maestrini, de 22 años. Era de Grosseto (Toscana), estudiaba Economía y tenía pensado volver ayer a casa para pasar las vacaciones. Llevaba dos meses en España.

Elisa Valent, de 24 años. Natural de Friuli. Se había licenciado en Economía en la Universidad de Padua. Estaba en Barcelona haciendo un curso de doctorado. Sus padres vieron la noticia por televisión. Sabían que su hija iba en uno de esos buses.

Serena Saracino, de 22 años. Habría cumplido 23 años el lunes. Era de Turín y estudiaba Farmacia. Llevaba solo un mes en España. «Amaba Barcelona, pero le ha costado la vida», dice su padre.

Francesca Bonello, de 24 años. Era de Génova y estudiaba Medicina en Barcelona. De padre ingeniero y madre profesora. Su hermana Marta, de 21, estudia ingeniería en Génova.

Valentina Gallo, de 22 años. Era amiga de Elena Maestrini y como ella estudiaba Economía y Finanzas. Estaba enamorada de Barcelona y pensaba volver a su casa en Florencia para pasar las vacaciones de Semana Santa.

Elisa Scarascia Mugnozza, de 22 años. Esta romana venía de una familia estrechamente ligada a la Universidad de Tuscia (Viterbo) y de lla Sapienza (Roma) donde estudiaba Medicina.

Lucrezia Borghi, de 22 años. Venía de la universidad de Florencia y estudiaba Economía. Había pedido a su universidad poder prolongar hasta julio su Erasmus. Al principio le dijerona sus padres que estaba herida.

Las otras seis víctimas. Las otras seis universitarias muertas son dos alemanas, una francesa, una uzbeca, una austríaca y una rumana: Veronica Matcovinci, de 24 años, y que estudiaba Geografía en la Universidad de Iasi (Rumanía).

«La envié a España tranquilo y ahora ha muerto»

«La envié a España tranquilo y ahora ha muerto», aseguró ayer lleno de tristeza y rabia el padre de una de las siete jóvenes italianas muertas en el accidente de Freginals (Tarragona). Además criticó que el autocar regresara de Valencia a Barcelona de madrugada. «Era demasiado tarde para conducir, con gente joven que había venido a este país a disfrutar y estudiar y al final ha muerto», afirmó.

Su hija, Serena, de 22 años, natural de Turín (Italia), era estudiante de cuarto de Farmacia y su padre lamentó que no se les confirmara su muerte hasta pasadas 24 horas. Él y un joven que lo acompañaba pidieron que se tomen las medidas pertinentes para que un accidente como este no se vuelva a producir.

Un londinense y un polaco, a salvo al cambiarse de bus en el último momento

Un estudiante londinense que realizó el viaje a las Fallas en los autobuses Alejandro explicó ayer que él tuvo suerte porque participó en el viaje a Valencia, aunque al regresar como el autobús que resultó siniestrado ya estaba lleno, se subió a otro vehículo, con el que llegó a Barcelona sin sospechar la tragedia que habían dejado atrás. Su amigo George, también de Londres, prefirió quedarse a pasar la noche en Valencia y regresar al día siguiente.

También Agata Kolomanska, de origen polaco, contó ayer que regresó en otro autobús porque el que resultó accidentado ya iba lleno cuando él llegó.

«El dolor más grande es el moral», dice un peruano herido

«El dolor más grande es el moral», asegura uno de los supervivientes, que resultó herido en el brazo izquierdo. Este peruano de nombre Hans manifestó que es «muy difícil de superar» verse rodeado por esta tragedia. Dijo que ya logró ponerse en contacto con su familia para comunicarles que está bien. Además, este estudiante quiso dar las gracias por el «gran apoyo» recibido en toda la logística y atención médica. El joven fue dado de alta en el Hospital Verge de la Cinta de Tortosa (Tarragona), donde fue atendido por un traumatismo en el brazo: «Nos han atendido muy bien», aseguró