Rajoy, el único dueño de su destino

Nuria Vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

BENITO ORDOÑEZ

Aunque hay voces en el PP que piden ya que el presidente dé un paso atrás, asumen que la decisión es solo suya

31 ene 2016 . Actualizado a las 08:34 h.

La dirección del PP y los ministros del Gobierno Rajoy se afanan estos días en cerrar filas en torno a su presidente. «No hay un debate serio de sucesión en el PP», repiten. Pero basta con bajar un escalón en la jerarquía de los populares para que aflore el sentir mayoritario en el partido. Es en ese nivel en el que dirigentes territoriales y cargos medios cuestionan la conveniencia de presentar el mismo candidato en caso de repetición de las elecciones generales, aunque ciertamente admiten que de poco servirán sus reflexiones. «Rajoy -sostienen- es dueño de su destino».

La sensación de hartazgo se ha extendido en una formación que lleva sufriendo el desgaste electoral prácticamente desde que accedió al poder en el 2011. «Disgustados», representantes provinciales y regionales del PP confiesan tener la percepción de que el partido «está desnortado» y que avanza errático y al albur de lo que suceda en un panorama político novedoso e incierto que tienen la impresión de que no ha acabado de comprenderse.

«Lo peor del PP sigue siendo su candidato», aseguran algunas fuentes populares, mientras otras voces creen que Mariano Rajoy debería comprender que «a veces hay que dar un paso atrás». Son los mismos que reconocen mirar casi con envidia a Ciudadanos e inciden en la necesidad de dar un revulsivo al proyecto.

Quienes demandan cambios reconocen que nadie dará el paso de presionar al presidente, como se comprueba en cada reunión orgánica. Los mecanismos rígidos del partido y la carencia de una cultura que promueva la discusión interna conducen a que sea el propio Rajoy quien tenga en sus manos la renovación.

Un militante, un voto

Y aunque no fuera así, ya no hay voces autorizadas de peso que puedan plantar cara o reconducir los planteamientos del líder. «No quedan barones», subrayaba esta semana un alto cargo del Gobierno. La mayor parte de ellos acabaron fulminados por las urnas tras las elecciones autonómicas de mayo del 2015. El partido pudo conservar solo cuatro de las diez comunidades en las que gobernaba y perdió la mayoría absoluta en todas ellas. Los dirigentes territoriales que hasta entonces tenían ascendencia en la formación, y que podrían influir ahora en el devenir del PP, acabaron relegados por los pactos poselectorales y el partido quedó en suspenso.

La actualización de las estructuras territoriales se ha pospuesto hasta que se celebre el congreso nacional que deberá renovar la cúpula del PP. Y eso, por decisión de Rajoy, no ocurrirá hasta que se resuelva la formación del nuevo Gobierno. El presidente de Castilla y León, uno de los pocos que se ha atrevido a elevar la voz en este tiempo, el mismo que en mayo del año pasado aconsejó al líder del PP mirase «en el espejo» antes de presentarse a las elecciones generales, se mostró este viernes comedido en sus planteamientos. Juan Vicente Herrera dejó caer que, al menos en su equipo regional, se hace necesaria gente «joven» y con «garra», y un congreso «participativo». «Un militante, un voto», piden las bases, algunas integradas en laboratorios de opinión como la Red Floridablanca, para elegir ya al próximo candidato.

Estos mensajes parecen contrastar con la voluntad de Rajoy, que el día después de las elecciones comunicó su intención de volver a presentarse al futuro congreso para seguir liderando el partido, y nueve días más tarde confirmó además en rueda de prensa desde la Moncloa su deseo de volver a ser cabeza de cartel en los comicios. Dicen en su entorno que esta actitud no responde a ninguna ambición personal, sino a la necesidad de no abrir un debate sucesorio que «pondría patas arriba al PP» antes de que se despeje quién se hará con la Moncloa. A su juicio, Rajoy es «el pegamento del partido», la persona que lo mantiene cohesionado cuando la organización ha perdido el músculo territorial que sostenía la estructura de los populares. Las mismas fuentes apuntan que basta una «insinuación sobre la posibilidad de retirarse» para que la formación se convierta en un hervidero y afloren los nervios.

El PP compara Podemos con Bildu y exige responsabilidad a los socialistas

Casi al mismo tiempo que el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, instaba ayer a las fuerzas políticas a no pactar con quienes «no condenan y banalizan» el terrorismo de ETA, el dirigente de los populares navarros, Pablo Zalba, equiparaba a la formación de Pablo Iglesias con la izquierda aberzale. «Podemos es la marca nacional de Bildu», sentenció.

Los mensajes contra Podemos se han recrudecido en las filas populares en la última semana. La proximidad del comité federal del PSOE, que abría ayer la fase de negociación de los socialistas con otros partidos para formar Gobierno, ha conducido al Partido Popular a alertar sobre los posibles socios de su adversario. Así, Moreno, en el homenaje a los asesinados por ETA Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García, censuró que se abran conversaciones con «quienes, sin haber condenado con suficiente firmeza los atentados, se atreven a pedir la dirección de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado e, incluso, del CNI», en alusión a los ministerios que Iglesias reclamó para formar un Gobierno de coalición con el PSOE.

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, advirtió a su vez al líder del PSOE, Pedro Sánchez, sobre los acuerdos con «independentistas o radicales» y pidió «responsabilidad» al dirigente socialista. «No está en juego -recordó- un sillón en Ferraz o en la Moncloa, sino el futuro de muchas generaciones de españoles».