Sánchez rechaza la presión de la vieja guardia para que no pacte con Iglesias

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Guerra pide al secretario general que «sea sensato» y piense en «el interés del país»

29 ene 2016 . Actualizado a las 11:09 h.

A veinticuatro horas de un comité federal que puede resultar decisivo para saber si España se encamina hacia unas nuevas elecciones o si será posible formar un Gobierno de coalición entre los socialistas y Podemos con apoyo tácito o explícito de los independentistas catalanes, el PSOE es una olla a presión. La vieja guardia trabaja para impedir por todos los medios ese acuerdo; la dirección del partido hace oídos sordos a esas advertencias y está decidida a intentarlo, y los barones están dispuestos a dar un margen a Pedro Sánchez, pero con unos límites tan estrictos que en la practica imposibilitarían en pacto.

Tal y como se esperaba, el expresidente del Gobierno, Felipe González hizo un pronunciamiento público en el diario El País contra de cualquier pacto con Podemos y abogó porque el PSOE y el PP permitan que uno de ellos, el que sume más apoyos, gobierne en minoría sin ceder ante Podemos. El movimiento era esperado en la dirección del partido, que no obstante el jueves respiró aliviada, dado que esperaba un pronunciamiento aún más explícito en favor de que el PSOE se abstuviera para dejar gobernar a Rajoy.

En todo caso, el secretario de Organización, César Luena, respondió implícitamente a González y rechazó su propuesta de abrir un diálogo con los populares que desbloquee la situación al afirmar que entenderse con el PP de Rajoy para facilitar que haya gobierno en España «es una manera de indultarlo, de blanquearlo» ante los casos de corrupción que afectan a los populares.

Pero Ferraz huye del enfrentamiento abierto con González, porque sabe que sigue siendo un referente para una gran mayoría de los militantes. De ahí que Luena afirmara que «en lo nuclear» están de acuerdo con lo expresado por el expresidente, que mostró su predilección por que, en caso de que fuera posible, hubiera un Gobierno progresista y criticó a Rajoy por haber declinado el ofrecimiento del rey para someterse a la investidura.

«El PP tiene que pagar»

«El PP tiene que pagar en la oposición lo que ha hecho sistemáticamente durante muchos años para que se regenere y contribuya así a regenerar la democracia», señaló el número dos socialista. La estrategia de Sánchez, que está hablando por separado con todos los barones, es llegar al comité federal de mañana con un consenso básico con los dirigentes regionales que borre una imagen de división que le impediría intentar siquiera un acuerdo.

A las presiones al secretario general se sumó también el exvicepresidente del Gobierno socialista Alfonso Guerra, que pidió a Sánchez que sea «muy sensato» y que «diga la verdad». A su juicio, el líder del PSOE debe tener en cuenta «los intereses del país antes que los del partido». Algo que será difícil si trata de negociar con Podemos porque, según Guerra, este partido «no quiere ningún tipo de acuerdo» porque tiene «otras ambiciones, de poder, quizá para trastocar todo el sistema democrático». Rajoy lo tiene difícil, a su juicio, porque ha estado cuatro años «creándose enemistades».

Pero González y Guerra no están ni mucho menos solos en el PSOE en su negativa a que los socialistas pacten con Podemos. Una amplia representación de la vieja guardia afín a González, pero sin ningún predicamento en el partido en este momento, se reunió el jueves en Madrid para expresar su claro rechazo a un acuerdo con los de Pablo Iglesias, que consideran letal para el futuro del PSOE, y para elevar al comité federal de mañana un escrito en el que cuestionan la estrategia que está siguiendo la dirección, con Pedro Sánchez la cabeza, desde que se celebraron las elecciones.

El exministro José Luis Corcuera y el expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina son las cabezas visibles de este grupo. El jueves, aseguraron que un acuerdo con el partido de Pablo Iglesias sería un «terrible error» por parte del PSOE.

Podemos se impacienta ante la falta de movimientos de los socialistas

Podemos mantiene su presión sobre Pedro Sánchez para empezar ya el diálogo para la formación de un gobierno de coalición. Pablo Iglesias se declaró sorprendido por no haber vuelto a tener ningún contacto con el secretario general de los socialistas desde que mantuvieran una conversación telefónica el pasado domingo. Entonces, Sánchez le comunicó que no dará ningún paso hasta que Felipe VI le proponga como candidato a la investidura, si bien ambos líderes quedaron en volver a conversar a lo largo de esta semana, una charla que todavía no se ha producido. «No doy crédito», manifestó Iglesias cuando fue preguntado sobre la falta de respuesta de Sánchez a su oferta de coalición.

El líder de Podemos no ocultó su impaciencia por abordar cuanto antes una negociación que, según afirmó el miércoles, podría cerrarse «en cuestión de días». «Si yo estuviera en la posición de Sánchez estaría preparando mi gobierno y mi investidura», señaló Iglesias, quien no descartó dar el paso de fijar una hora y un lugar para mantener una reunión con el secretario general del PSOE. «Quizá -dijo- no nos quede más remedio que señalar públicamente ?aquí es donde vamos a estar esperando?». Sería la fórmula, explicó, para que el PSOE revele si está dispuesto a pactar o no.

Desde la barrera

Desde Podemos se asiste con impotencia al debate interno en el PSOE entre los sectores que apuestan por permitir con una abstención que vuelva a gobernar el PP y los que abogan por el frente de izquierda. El jueves Iglesias volvió a insistir en que las bases socialistas no perdonarían que su partido permitiera cuatro años más de gobierno popular. Iglesias también se puso en el supuesto de que ni Mariano Rajoy ni Sánchez se atrevan a intentar la investidura. En ese caso, el rey podría optar por encargarle la tarea como líder de la tercera fuerza más votada. El secretario general de Podemos afirmó que afrontaría el reto, aunque consideró que no se trata de una opción lógica porque esa no es la posición en la que le han colocado los votantes. A él, según su análisis, lo han situado como vicepresidente.

También desde Podemos respondieron a las acusaciones de ser una formación política de golpistas que les lanzó el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, afirmando que los populares son el partido más corrupto de la historia.