Celia, los piojos y la incontinencia

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez JUEGO DE TRONOS

ESPAÑA

15 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Adora la polémica. La corteja y la requiebra con tres armas de seducción muy poderosas: la incontinencia verbal, la ausencia de corrección política y, en cierto sentido, la desvergüenza. Por supuesto, hablo de Celia Villalobos, diputada del PP acostumbrada a liarla parda.

La política malagueña fue cazada en febrero jugando a un videojuego cuando ejercía una de las más altas responsabilidades del Estado, la presidencia del Congreso. Era la número dos de Posada. Sobrevivió a la cita con las urnas y a la renovación de las listas del PP -su marido es Pedro Arriola, gurú de cabecera de Rajoy- para repetir esta legislatura. Y solo ha tardado un día en incendiar Twitter y en eclipsar el gran espectáculo desatado por Podemos en torno al hijo lactante de Carolina Bescansa.

El Congreso salido del 20D es muy diferente. Cambian colores, caras, gestos y aspectos. La que no cambia es ella, que debió ser cesada de forma fulminante por su partida al Frozen Free Fall, y que ayer no tuvo empacho en decir, en referencia a un parlamentario de la formación de Pablo Iglesias esta frase lapidaria: «A mí me da igual que lleven rastas. Pero que las lleven limpias para no pegarme los piojos». A Celia le preocupa que la Cámara Baja se convierta en un «teatro». Y no se da cuenta de que ella misma es un sainete.