Rajoy ofrece al PSOE una reforma de la Constitución a cambio de su investidura

ramón gorriarán MADRID / COLPISA

ESPAÑA

José María Cuadrado | Efe

La modificación de la Carta Magna abocaría a una legislatura de dos años para celebrar un referendo sobre el nuevo texto

07 ene 2016 . Actualizado a las 08:40 h.

Mariano Rajoy está dispuesto a revisar sus planteamientos electorales para conseguir la investidura. El presidente del Gobierno ofreció ayer al PSOE pactar una reforma de la Constitución, un asunto hasta ahora casi tabú en su pensamiento porque decía que no había consenso y no estaba claro qué había que cambiar. Solo estaba dispuesto a escuchar las propuestas de los demás sin comprometerse a nada. Ahora ofrece hablar de «todo y sin líneas rojas».

El presidente del Gobierno volvió a demostrar ayer que es un pragmático y que los principios son susceptibles de revisión, salvo los que atañen a la unidad de España y la igualdad de los ciudadanos. Aseguró durante la campaña electoral que la renovación de la Carta Magna no estaba en su agenda para la próxima legislatura. Pues bien, Rajoy dio ayer marcha atrás porque este, dijo, es un momento adecuado para que «hagamos de la necesidad virtud», una característica que adquirió forma de oferta al PSOE para encarar «una reforma constitucional». Un acuerdo que tendría una premisa por ahora insalvable, que los socialistas respalden, sea con la abstención o con el voto a favor, su investidura. Rajoy no contempla otra posibilidad; reconoce que su suerte, como dijo ayer en la cadena COPE, está en manos de los socialistas. Un Gobierno «apoyado por más de 200 diputados (122 del PP y 90 del PSOE)», subrayó, es la mejor fórmula.

El jefe del Ejecutivo hace oídos sordos a las reiteradas negativas de los socialistas porque confía en que a última hora se produzca un arrebato de responsabilidad de Estado en el principal partido de la oposición y facilite su investidura. La alternativa de una alianza del PSOE con Podemos y otras fuerzas de izquierda, la ve inviable. La repetición de las elecciones sería el tercer escenario, pero tampoco lo ve conveniente. «Lo que más le conviene a España -zanjó- es la primera opción».

Hablar de todo

El escenario que propone Rajoy es el que está obligado a ofrecer porque el PP fue la fuerza más votada el 20 de diciembre pese a sufrir un brutal retroceso. Sabe, no obstante, que es casi un brindis al sol. Pero el presidente del Gobierno no piensa cejar y se lo ofrecerá más detallado a Pedro Sánchez la próxima vez que se reúnan. Confía en que una reforma constitucional que toque la sucesión a la Corona, la delimitación de las competencias autonómicas, la incorporación de nuevos derechos ciudadanos y que redefina el modelo territorial, como pretende el PSOE para ir a un sistema federal, aboca a una legislatura corta. De unos dos años, apuntan los constitucionalistas. Al tocar elementos nucleares de la Carta Magna, una vez aprobada en el Congreso y Senado, obligaría a la disolución de las Cortes, la convocatoria de un referendo para ratificar el texto y la celebración de nuevas elecciones generales.

Rajoy dice que está dispuesto a hablar de todo. «No me cierro a nada; no tengo ninguna línea roja», apuntó después de meses de poner límites estrechos a las propuestas de reformas de la oposición. En la ley electoral, por ejemplo, el PP solo estaba dispuesto a modificarla para establecer que en las municipales gobernara la fuerza más votada e introducir la segunda vuelta en caso de una votación ajustada. En los cambios de la Carta Magna estaba excluido el debate del modelo territorial con el argumento de que era una puerta de atrás para el soberanismo catalán. De todo eso, según Rajoy, «se podría hablar».

El presidente del Gobierno, que tiene previsto citar en los próximos días a Pedro Sánchez y a Albert Rivera, intentó mostrarse optimista sobre las posibilidades de éxito de su plan, pese a que en su partido reina el escepticismo. «A lo mejor -aventuró en tono enigmático- las cosas se resuelven antes de lo que algunos piensan. Sería lo mejor para España». Por lo pronto, se presentará a la investidura, si su nombre es propuesto por el rey, porque ganó las elecciones y es su «obligación».

Comida en una tasca

A pesar del panorama, a Rajoy se le ve relajado y ayer se llevó a comer a la cúpula del PP a una tasca próxima a la sede nacional del partido, que frecuentaba cuando estaba en la oposición. Le acompañaron en este almuerzo la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; el vicesecretario de organización, Fernando Martínez Maíllo, además de Fernando Casado, Javier Arenas y José Manuel Barreiro.