El Parlamento catalán aborda la ruptura con el futuro de Mas en el aire

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Andreu Dalmau | Efe

La CUP apunta a Munté como solución para estar al frente de la Generalitat y Convergència tendrá que decidir en unos días si relega al actual presidente

09 nov 2015 . Actualizado a las 09:02 h.

La declaración independentista que el Parlamento catalán aprobará hoy puede quedarse en un mero brindis al sol si al final las fuerzas soberanistas no se ponen de acuerdo para investir al jefe del Ejecutivo autonómico. Horas después de que la cámara catalana dé luz verde a la resolución que inicia la ruptura de Cataluña con el resto de España, Artur Mas pronunciará su primer discurso de investidura, consciente de que la CUP, con quien Junts pel Sí ha acordado la declaración secesionista, vetará su elección como presidente de la Generalitat.

El dirigente nacionalista afronta la semana más decisiva de su larga carrera política con la reelección más que en el aire. La CUP insistió ayer que votará no a su investidura tanto el martes, en primera ronda, como el jueves, en segunda. En cambio, la formación de la izquierda radical, que apuesta por la salida del euro, de la UE y de la OTAN, apuntó a la actual vicepresidenta, Neus Munté, como posible candidata de consenso para desencallar un problema, el de la investidura, que está bloqueando el desafío soberanista y puede hacerlo estallar. La número dos del Ejecutivo de Mas reúne «requisitos positivos», según expresó el portavoz de la CUP, Benet Salellas, pues a su juicio tiene un perfil socialdemócrata (procede de la UGT) y no tiene un pasado manchado por los casos de corrupción, como buena parte de sus compañeros de partido. Aun así, Salellas señaló que es a Junts pel Sí a quien corresponde proponer un candidato alternativo a Mas.

Pero si la candidatura unitaria de CDC y ERC no mueve ficha, los anticapitalistas pondrán sobre la mesa su candidato. La propia Munté se ha autodescartado varias veces, aunque es la primera dirigente de Convergència que recibe un aval en público de la formación asamblearia. Y es que, a pesar de que la lista de cesiones ha sido importante por parte de Junts pel Sí para tratar de cerrar un acuerdo con la CUP (resolución independentista, que esta se apruebe con urgencia, plan de choque social y veto a los consejeros Ruiz y Puig), los anticapitalistas insisten en rechazar la investidura de Mas por su currículo, como autor del mayor recorte social en 35 años de autonomismo, por los casos de corrupción que afectan a CDC, y por ser el hijo político de Jordi Pujol. «Con Mas no hay nada que hacer, seremos coherentes hasta el final», afirmó el diputado de la izquierda radical.

Los nombres de Raül Romeva, Oriol Junqueras y Muriel Casals también suenan en las quinielas como posibles alternativas a Mas, si bien serían mucho más complicados de digerir para CDC ya que ninguno forma parte de la que aún es la fuerza mayoritaria del independentismo.

Enrocados

La defensa de CDC es unánime en torno a Mas, como lo es hasta la fecha también el apoyo de Junts pel Sí. «Mas es mi único candidato», dijo ayer la diputada Muriel Casals, expresidenta de Omnium y que concurrió como número tres de la lista. La expresidenta de la Cámara, Nuria de Gispert, fue mucho más contundente y trasladó toda la responsabilidad del eventual descarrilamiento del proceso a la CUP. «Junts pel Sí no acepta a nadie que no sea Mas. No es posible otro candidato, al paso que van (la CUP) no tendremos desconexión porque Junts pel Sí defenderá al presidente Mas», afirmó.

Las posiciones de unos y otros son firmes y quien tendrá que mover ficha será Convergència y el propio Mas, que está ante la decisión más complicada de su carrera, mientras todo el soberanismo espera que se saque un conejo de la chistera, como hizo en el 9N y en el 27S. Tiene de plazo hasta el 9 de enero. O se pliega a las exigencias de la CUP y renuncia a ser presidente o apuesta por nuevas elecciones en marzo, las cuartas en seis años.