Los antisistema ponen la pelota en el tejado de Junts pel Sí

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Los radicales de izquierda buscan fórmulas imaginativas que permitan que Mas siga siendo un actor político sin que ellos le den expresamente sus votos para ser el único presidente

02 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

De entre todos los resultados que otorgaban a la suma de Junts pel Sí y la CUP la mayoría absoluta del Parlamento catalán, el que se ha producido es uno de los peores para ambas formaciones. Si Junts pel Sí hubiera obtenido un escaño más a costa de cualquier partido que no fuera la CUP, al líder de CDC le bastaría con la abstención de los radicales de izquierda para ser investido en segunda vuelta por mayoría simple. Incluso con los mismos 72 escaños que suman ambas formaciones, si el reparto hubiera sido de 64 para Junts pel Sí y 8 para la CUP, habría sido mejor para ambos, porque bastaría la abstención de este último partido para que Mas fuera elegido presidente.

Ese era, de hecho, el cálculo de ambas formaciones. Y por ello la CUP se permitió asegurar durante la campaña que nunca votaría a favor de Mas en la investidura. Presumía que le bastaría la abstención para cumplir su palabra sin poner en riesgo «el proceso» para la independencia, y a la vez sin comprometerse votando a favor de un Gobierno que, más allá del debate secesionista, tendrá que seguir tomando medidas impopulares, incluidos recortes.

Ahora, sin embargo, la aritmética no deja más opción a la CUP que prestar al menos dos de sus votos a Artur Mas, lo que implicaría romper su palabra y hacerse corresponsable de todo lo que haga el Gobierno catalán. Mas había hecho los mismos cálculos porque, aunque era evidente que no iba a lograr la mayoría en solitario, estimaba que bastaría la abstención de la CUP, ahorrándose así el papelón de tener que pactar todo con una fuerza antisistema que nada tiene que ver con el electorado de CDC. Pero en ningún caso está dispuesto Mas a dar un paso atrás. Y por ello se blindó en los pactos con ERC. De ahí la paradoja de que Junts pel Sí y la CUP estén obligados a un acuerdo que a ninguno de los dos le interesa. La solución no parece nada fácil. Y por eso los radicales de izquierda buscan fórmulas imaginativas que permitan que Mas siga siendo un actor político sin que ellos le den expresamente sus votos para ser el único presidente. La CUP ha puesto la pelota en el tejado de Junts pel Sí, que debe hacer otra oferta imaginativa.