González se la lía a Sánchez al apoyar que se dé a Cataluña trato de nación

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

BENITO ORDOÑEZ

Los socialistas intentan apagar el debate para no reabrir heridas internas

06 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Felipe González puso ayer en un aprieto al PSOE. Cuando Pedro Sánchez creía haber limado las aristas de su discurso territorial, el expresidente del Gobierno volvió a hacer saltar peligrosas astillas al defender la necesidad de que una futura reforma constitucional reconozca a Cataluña como nación. Lo hizo justo el día en el que el secretario general pretendía marcar la estrategia del partido para las próximas elecciones, en el primer comité federal del nuevo curso político. Nadie afeó directamente sus palabras, pero tampoco aplaudieron. Más bien, trataron de echar tierra sobre ellas.

El de la denominación de Cataluña es un debate irresuelto e incómodo para los socialistas, que ya reabrió el líder del PSC, Miquel Iceta, al inicio del verano y que el grueso del partido se había conjurado para aparcar hasta después de las generales. Es fácil dar en el PSOE con quien defienda que no habría que tener miedo al término nación si de él no se deriva una ruptura de la unidad del Estado o de la igualdad entre españoles; pero es aún más sencillo encontrar a quien rechace la idea por peligrosa o, en el mejor de los casos, por inane para resolver el problema catalán.

En su afán de no salirse del guion e intentar preservar la imagen de unidad que tanto esfuerzo ha costado construir en vísperas de los comicios, ni un solo peso pesado quiso contestar a González en el debate a puerta cerrada para aprobar la hoja de ruta diseñada por la dirección del partido para los próximos meses. Pero ante los micrófonos no les quedó más remedio que intentar apagar el fuego creado por el expresidente con su entrevista en La Vanguardia.

Ni siquiera Iceta o la cabeza de lista del PSC a las generales, Carme Chacón, acogieron con entusiasmo el inesperado apoyo de González a su tradicional reivindicación. El líder del PSC se limitó a decir que se alegra de coincidir con el expresidente y la exministra apuntó que, si bien esa ha sido siempre su postura, «no es momento para caer en nominalismos».

Quizá el hecho de que al comité federal no acudiera en esta ocasión la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, de baja por maternidad, ayudó a rebajar el ruido porque su posición al respecto es clara. Pero en todo caso, incluso los más críticos con Sánchez sostienen que ahora no es momento de sacar los pies del tiesto sino, al revés, de proyectar cohesión interna, de modo que también los enviados andaluces trataron de no avivar la polémica. «Mi respeto al expresidente siempre, pero los tiempos son los tiempos y cuestiones como esa se tendrían que abordar en la mesa de consenso con otras fuerzas políticas», apuntó el secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Cornejo.

Contra el debate identitario

El único que mostró algo más de contundencia fue el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que sí replicó que la Constitución ya habla de España como una nación en la que caben muchas sensibilidades. «Si es necesario que la Constitución actualice las relaciones entre Cataluña y España, de acuerdo, pero creo que la gran nación que tenemos es la española, en la que cabe incluso toda la gente que considera que su región puede considerarse nación o nacionalidad».

El presidente de Asturias, Javier Fernández, atajó el asunto por otra vía, pero en su habitual coherencia ideológica también fue claro en su opinión sobre el debate identitario. «De lo que debe preocuparse el PSOE es de reforzar el Estado, de modernizarlo, de adaptarlo, de que haya un Estado fuerte. Prefiero hablar del Estado que hablar de los pueblos y las naciones», dijo.

Sánchez eludió entrar directamente en el asunto. Ahora bien, en su discurso recordó la declaración de Granada, en la que el PSOE «reconoció al pueblo español como el soberano para decidir sobre los asuntos de convivencia que a todos nos afectan».

El PSOE propone al alcalde de Vigo para presidir la Federación de Municipios

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, tiene todas las papeletas para ser el próximo presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), de la que ahora es ya su vicepresidente. O al menos eso es lo que piensan los socialistas, que ayer aprobaron la candidatura del alcalde de Vigo, la mayor ciudad en manos del PSOE.

La asamblea de la FEMP se reunirá el próximo día 19 para elegir a su nuevo presidente. La organización, que agrupa a 7.323 entidades locales , está desde el 2011 está en manos del popular Íñigo de la Serna, alcalde de Santander. Tras las elecciones municipales de mayo, en las que el PP consiguió 22.750 concejales, los populares gobiernan en unos 3.000 municipios, unos 300 más que el PSOE, que dispone de 20.818 ediles. No obstante, los socialistas dan por seguro que se harán con la presidencia de la FEMP puesto que tiene más alcaldías en las grandes ciudades y están convencidos de que obtendrán el apoyo de otras formaciones para conseguir su propósito.

El secretario xeral del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, se felicitó por la decisión de la ejecutiva del PSOE. «Es lo que queremos los socialistas gallegos y lo que quieren los socialistas españoles», manifestó Besteiro, quien resaltó que «el eje vertebrador de casi todas las políticas» pasan por los ayuntamientos. Por todo ello, destacó que el de ayer era «un día de felicidad» para los socialistas gallegos.

A la búsqueda de independientes con tirón

El comité federal aprobó el calendario para elegir a los candidatos a las generales. Más allá de que Pedro Sánchez será el cabeza de cartel por Madrid, quedan muchas incógnitas. El líder de la oposición debe buscar una número dos y algunas fuentes dan por hecho que tratará de echar las redes fuera del partido. Sánchez ya ha dejado claro su intención de dar cabida a independientes con tirón entre el electorado progresista, como hizo con Ángel Gabilondo en Madrid.