Mas convierte el registro policial a CDC en un ataque al soberanismo

CRISTIAN REINO BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

TONI ALBIR | EFE

El presidente no aclara ninguna de las sospechas de corrupción y se limita a atribuir la operación dirigida por la Fiscalía a una conspiración política

03 sep 2015 . Actualizado a las 09:52 h.

El que se presuponía como el primer mitin de campaña para Artur Mas, que pidió su comparecencia en el Parlamento catalán para explicar los motivos por los que ha convocado el 27S, acabó ayer en un duro enfrentamiento con los grupos de la oposición, que forzaron la inclusión en el orden del día el registro de la sede de CDC y acusaron al presidente de la Generalitat de connivencia con los casos de corrupción que salpican a su partido. Ya sea el del Palau de la Música, por el que Convergència tiene 15 sedes embargadas, o el caso Teyco, por el que la Fiscalía ordenó la semana pasada el registro en la sede de Convergència, en la de su fundación CatDem y en cinco ayuntamientos gobernados por los nacionalistas.

La oposición vio serios indicios de financiación irregular en la formación que gobierna en Cataluña, aunque Mas negó que su partido haya cobrado mordidas del 3 % a cambio de la adjudicación de obras públicas. Una vez más, el presidente de la Generalitat, como también solía hacer Jordi Pujol, se defendió envolviéndose en la estelada (bandera independentista) y acusando al Estado de prácticas de «guerra sucia», según la expresión que utilizaron Jordi Turull (CDC) y Marta Rovira (ERC), para combatir el independentismo. «No creo en las casualidades», dijo Mas para referirse a la actuación policial a poco menos de un mes de la elecciones.

Durante las más de cinco horas que duró la comparecencia, el presidente de la Generalitat se dedicó a tirar balones fuera y a acusar al Gobierno de intentar influir en las elecciones con una actuación policial, como la del viernes, que a su juicio buscaba el espectáculo mediático. «El Estado tiene sus armas», y actúa de manera «barriobajera», añadió. El dirigente convergente puso en duda que España sea un Estado de derecho y sostuvo que sus poderes se dedican a fabricar pruebas falsas para inculpar a los líderes soberanistas, con el único propósito de combatir el proceso secesionista. Y vaticinó que de aquí al 27S asistiremos a nuevos «montajes». Mas cree que las cuentas del partido están limpias, aunque insistió en que él no está al tanto de las finanzas, que esa es la labor del tesorero.

Divididos

La comparecencia puso asimismo en evidencia una vez más las contradicciones que se viven en el seno de la candidatura de Juntos por el Sí. CDC y ERC no fueron capaces de mantener una posición unitaria en la defensa del presidente de la Generalitat. Pueden compartir que la operación policial buscó hacer daño al soberanismo. Si bien, a partir de ahí, cada uno mantiene un discurso propio. En su intervención de ayer en la Cámara catalana, los responsables de ERC (Junqueras delegó en Marta Rovira) volvieron a mostrarse críticos con Mas.

Sobre los motivos del 27S, Mas justificó el adelanto electoral a que lo ha intentado todo para dar la voz al pueblo catalán y que ante la negativa del Estado, que es un «muro granítico», el «último recurso» que le quedaba era convocar elecciones. El presidente de la Generalitat reveló que durante el debate del pacto fiscal estuvo meses negociando con Mariano Rajoy, con reuniones de cuatro y cinco horas. Dijo que las elecciones serán autonómicas, pero «excepcionales» y «plebiscitarias» si así lo decide la ciudadanía. «El 27-S se contarán los disputados del sí y del no», remató.