Los pinchazos telefónicos al cabecilla de la trama Púnica, Francisco Granados, incluidos en el sumario no dejan de dar sorpresas. Y sobre todo revelan que el polémico exconsejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid era un verdadero intrigante, sobre todo con sus compañeros de partido, que trató de conspirar contra José María Aznar y Ana Botella.
Así lo revela una interceptación telefónica grabada el viernes 24 de octubre, solo tres días antes de que la Guardia Civil le detuviera. Ese día Granados llamó a una persona que los investigadores identifican como Toño. Según el resumen que hacen los investigadores de esa conversación, el motivo de la llamada no era otro que intentar localizar al Pequeño Nicolás, por todos los medios. La Guardia Civil asegura que el pinchazo revela que Granados y Toño «estarían intentando contactar con él porque piensan que puede ser un filón».
Fotos en Faes
Según fuentes del caso, Granados ya había visto las fotos de Nicolás Gómez Iglesias presidiendo una charla con Aznar en la sede de Faes y las instantáneas con Botella en esos mismos cursos de la fundación del PP. Durante el resto del pinchazo el exconsejero y su interlocutor están de acuerdo con que hay que darse prisa para localizarlo y especulan sobre diferentes conocidos que pudieran ponerles en contacto con el joven.
Según fuentes de la investigación, el jefe de Púnica finalmente no tuvo tiempo de contactar con el Pequeño Nicolás porque el siguiente lunes, solo 72 horas de comenzar la operación para tratar de localizar a Gómez Iglesias, el exconsejero ya fue arrestado y luego enviado a prisión. Otras de las interceptaciones telefónicas de la semana justo anterior a la detención de Granados revelan que este era perfectamente consciente de que estaba en el punto de mira de los investigadores y que su red iba a ser destapada de manera inminente. Eso sí, confiaba en el hecho de que con tantos casos de corrupción su tema pasara desapercibido.