Interior marca como objetivo la lucha contra los combatientes terroristas magrebíes

Melchor sainz-pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

La Secretaría de Estado de Seguridad ordena que la División Antiterrorista del Citco se ocupe del control de los retornados

07 jul 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

El Ministerio del Interior reajusta su estructura para responder a la que ha convertido en la prioridad absoluta de la seguridad nacional, la lucha por todos los medios contra los «combatientes terroristas extranjeros», particularmente contra los yihadistas de origen magrebí con lazos en España. En ese nuevo organigrama la hasta ahora desconocida División Antiterrorista del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco) pasa a convertirse en la punta de lanza de la cooperación internacional a fin de neutralizar a esos posibles muyahidines retornados a España con idea de traer su particular guerra santa al territorio nacional convertidos en lobos solitarios al servicio del Estado Islámico (EI).

La nueva estrategia se puso en marcha solo cuatro días después de los atentados del EI en Túnez, Francia y Kuwait, y de que España entrara en nivel cuatro de alerta antiterrorista, la máxima gradación desde los atentados del 11-M. En ese documento se designa a la División Antiterrorista del Citco como una suerte de mando único contra los FTF (Foreign Terrorist Fighters, combatientes terroristas extranjeros). Este departamento pasa a ser una unidad de «coordinación, análisis y valoración de la amenaza antiterrorista» sobre la amenaza concreta de los retornados del norte de África.

Interior no oculta en sus instrucciones la preocupación por el fenómeno de los FTF para la seguridad nacional. «La nutrida presencia de magrebíes combatiendo en el conflicto sirio-iraquí hace que este problema tenga una especial incidencia en nuestro país», admite el número dos de Interior, que enumera en la directiva los puntos débiles de España frente a los terroristas magrebíes: «las peculiaridades de la frontera hispano-marroquí; la demostrada existencia de estructuras de captación de yihadistas en el norte de Marruecos y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla; y la presencia de una numerosa colonia de [magrebíes] residentes en España que podría ser utilizada por los combatientes retornados para dificultar su detección, iniciar procesos de radicalización y reclutamiento o ejecutar actos terroristas concretos».

La Secretaría de Estado de Seguridad justifica los cambios en la estructura para poder afrontar el fenómeno nuevo de estos «combatientes terroristas extranjeros», sobre todo, revela, porque hay «más de un centenar de españoles o ciudadanos residentes en España» que se han desplazado a las zonas controladas por el Califato.