España, un nido de espías

melchor saiz-pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El ex espía del CNI Roberto Flórez, acusado de vender información a Rusia.
El ex espía del CNI Roberto Flórez, acusado de vender información a Rusia. Sergio Barrenechea | EFE

El CNI avisó hace semanas de que se había desatado una campaña de ciberespionaje contra altos cargos del Gobierno y de responsables de sectores sensibles, y apunta a Rusia

03 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No son novelas de John le Carré, Graham Greene o Ian Fleming, son los informes oficiales que llegan cada día a la Moncloa. No son países lejanos ni la guerra fría de los sesenta, es España, es el año 2015 y los agentes 007 se dedican al ciberespionaje de los sectores más sensibles del país.

El Departamento de Seguridad Nacional (DSN) y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), las dos columnas vertebrales de la inteligencia del país, vienen advirtiendo desde hace semanas que España, no solo se ha convertido en un nido de espías, sino que estos «servicios extranjeros» son cada vez más hostiles contra los intereses nacionales y no dudan, incluso, en intentar entrar en los dispositivos telemáticos de altos cargos del Gobierno.

Los informes de estos dos entes no citan a ningún país, aunque dan a entender sin ambages que hablan de Rusia. Sí que son más explícitos los papeles restringidos que señalan al Kremlin como actor principal de esta campaña de hostigamiento y en particular a su servicio de inteligencia exterior.

La situación de esta guerra silenciosa ha llegado hasta tal punto que los documentos no clasificados del DSN y el CNI han comenzado a alertar de que los espías se han convertido en una «amenaza para la seguridad nacional», casi al mismo nivel que el regreso de los yihadistas retornados de Siria o Irak o la implantación de grupos de criminalidad organizada.

Moscú, el principal problema

El aviso sin precedentes está en el último informe que el Departamento de Seguridad Nacional aprobó a finales de abril. Los servicios de inteligencia insinúan que el problema fundamental es Moscú. «La tradicional agresividad de algunos de los servicios de inteligencia, cuya actividad en España está constatada, se ha visto incrementada a lo largo del 2014 como consecuencia de la aparición o continuidad de determinadas crisis internacionales y conflictos bélicos con incidencia directa en sus países correspondientes». Fuentes gubernamentales confirmaron que España no mantiene «relaciones fluidas» con países como Venezuela o Cuba y que a veces ha tenido «crisis puntuales» con otros como Marruecos o China. Pero que es Rusia el único país con relaciones complicadas con España, que ya ha tenido antecedentes probados de espionaje contra los intereses nacionales y que está envuelto en un «conflicto bélico».

Según los documentos del DSN, esos «servicios de inteligencia» consideran «clave» la actuación de sus agentes contra intereses españoles para la «obtención de información relevante para sus intereses nacionales en los planos político, económico y militar». Particularmente, explican fuentes de Defensa, esos espías han tratado en los últimos meses de obtener información de España, como miembro de la OTAN y la UE, en relación al conflicto con Ucrania.

Seguridad Nacional insiste en un dato clave revelado antes por e CNI: los intentos de obtener información por parte de los «servicios» de otros países son principalmente a través del ciberespionaje a altos cargos del Gobierno o empresas sensibles.

«La amenaza del ciberespionaje ha alcanzado durante el 2014 la máxima intensidad conocida hasta la fecha y ha supuesto, sin duda, la mayor amenaza para la ciberseguridad de los intereses nacionales», explicaba un reciente informe del Centro Criptológico Nacional (CCN), dependiente del Centro Nacional de Inteligencia y encargado de velar por la seguridad informática en el país.

Materia reservada

Los técnicos de los servicios secretos españoles ya avisaban entonces que «varios ministros y secretarios de Estado del Gobierno sufrieron diversas campañas de ataque dirigidas contra móviles y ordenadores personales». Detrás no estaban ni terroristas ni hackers convencionales, sino que eran llevadas a cabo a través de «un correo electrónico dañino» que buscaba hacerse con información sensible para la seguridad nacional, tratando de llegar a «materia reservada».

Los últimos informes remitidos a Rajoy por el DSN insisten en que el incremento de esta actividad contra España ha obligado al contraespionaje a revisar continuamente los protocolos para mantener el máximo «control» sobre los movimientos de esos espías. La contrainteligencia está volcada sobre todo, revelan esos documentos oficiales, en hacer ver a los responsables del Gobierno y de los sectores sensibles de que el riesgo de ser espiado es real. «La sensibilización del personal de las administraciones públicas, empresas y organizaciones en el tratamiento de la información clasificada», incluidos «altos cargos de la Administración General del Estado» ha sido una prioridad de los servicios secretos, según el Departamento de Seguridad Nacional. Otro de los flancos que preocupa a los servicios secretos es la seguridad de las tropas españolas en el extranjero.

Un cortafuegos para la «información clasificada»

Los documentos de los servicios de información, ante la escalada de ciberespionaje y actuaciones hostiles de agencias extranjeras, apuntan a la imperiosa necesidad de fijar como objetivo crear un sistema de «protección de la información clasificada». Obviamente, los informes desclasificados no especifican mucho sobre qué herramientas informáticas se están poniendo en marcha, pero sí que el objetivo es la «separación de dominios de seguridad» para establecer una suerte de cortafuegos ante un ataque cibernético en busca de robar datos.

De forma paralela, los expertos del CNI aseguran que trabajan sin descanso para «desarrollar dispositivos de intercambio seguro de información» a través de «equipos de cifra» que protejan tanto la «información nacional clasificada» como los datos en poder de España sobre la OTAN y la Unión Europea. Los informes dan a entender que se tiende a un modelo a la norteamericana, con la Presidencia del Gobierno como cúspide del control de la información para situaciones de alerta máxima. El DSN «destaca» que está muy avanzado el denominado Sistema de Comunicaciones Especiales de la Presidencia de Gobierno, llamado a convertirse en el Sistema Nacional de Gestión de Situaciones de Interés para la Seguridad Nacional.