El falso monje shaolín se sienta en el banquillo por el asesinato con alevosía de dos mujeres

Efe

ESPAÑA

Juan Carlos Aguilar reconoció hace unas semanas por escrito los asesinatos de una mujer nigeriana y otra colombiana, pero falta confirmar que mantenga la confesión en el juicio que arranca mañana

16 abr 2015 . Actualizado a las 12:05 h.

El juicio a Juan Carlos Aguilar, conocido como el falso monje shaolín, comienza mañana en la Audiencia de Vizcaya con la incertidumbre sobre si el acusado mantendrá ante el tribunal la confesión de dos asesinatos con alevosía, lo que incidirá a su vez en la duración de la vista oral.

A través de un escrito, Aguilar reconoció hace pocas semanas los asesinatos con alevosía de la mujer nigeriana Maureen Ada Otuya y de la colombiana Jenny Sofía Rebollo, aunque rechazó el ensañamiento del que también se le acusa en el caso de la primera, según ha informado el abogado que representa a la familia de esta víctima. En el caso de que mañana mantenga dicho reconocimiento, se celebrará una vista a puerta cerrada para reordenar la práctica de la prueba, que se limitaría a juzgar el ensañamiento, lo que acortaría de forma considerable la vista oral, que está prevista en principio que se desarrolle hasta el próximo 5 de mayo.

El hecho de no reconocer el ensañamiento supone que si no se consigue demostrar la existencia de este agravante, el acusado cumpliría una pena efectiva de 25 años. Si se aprecia su práctica, la condena efectiva ascendería a 30 años, el máximo previsto en la legislación española.

La confirmación de la confesión de los delitos de asesinato con alevosía no se conocerá hasta la declaración de Aguilar, que comenzará después de la selección del jurado, un proceso cuya duración también es imprevisible y que se iniciará a las 9:30 horas de la mañana.

El caso del falso shaolín ha generado desde su inicio gran expectación mediática y prueba de ello son los 116 periodistas acreditados para seguir el juicio. Juan Carlos Aguilar fue detenido el 2 de junio del 2013 y encarcelado días después como presunto autor de las torturas y las muertes de las dos mujeres, así como del despedazamiento de la ciudadana colombiana.

Fue arrestado por la Ertzaintza en el gimnasio que regentaba en el centro de Bilbao, denominado «Zen 4», después de que un agente de este cuerpo rescatara de su interior a la joven nigeriana Ada Otuya, a quien hallaron maniatada y amordazada, y en estado de extrema gravedad después de haber sufrido una brutal paliza. La mujer, de 29 años y que ejercía la prostitución, quedó ingresada en coma en el Hospital de Basurto, donde falleció tres días después. Tras su arresto, Aguilar confesó también haber matado a otra mujer, la colombiana de 40 años Jenny Sofía Rebollo. Restos de su cadáver descuartizado fueron localizados en el gimnasio. 

En el escrito de calificaciones provisionales, la Fiscalía califica estos hechos como dos asesinatos con alevosía, por los que pide 20 años de cárcel por cada uno, además del pago de más de 286.000 euros de indemnización a las familias de las víctimas. La acusación popular, ejercida por la Asociación Clara Campoamor, y las acusaciones particulares, que representan a los parientes de las dos mujeres, elevan la petición de penas hasta los 45 años, al entender que en el caso de Ada Otuya, el falso monje shaolín actuó además con ensañamiento. También aumentan la reclamación de indemnización a más de 385.000 euros.