Felipe da vitaminas al PSOE y la economía al PP

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

BENITO ORDOÑEZ

Que los dos grandes partidos están desnutridos electoralmente lo sabemos. Que sobre su debilidad tratan de encaramarse los recién llegados, también. Pero cada uno se fortalece a su manera

29 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Que los dos grandes partidos, PP y PSOE, están desnutridos electoralmente lo sabemos. Que sobre su debilidad tratan de encaramarse los recién llegados, también. Pero sería un error darlos por desahuciados. Cada uno a su manera se fortalecen con un régimen vitamínico de choque: el PSOE con la victoria en Andalucía y los movimientos tácticos de Felipe González, que es valor seguro y no pertenece al club de la frivolidad que copresiden Zapatero y Bono. El PP quiere revitalizarse con los datos económicos que mes a mes, por suerte, muestran mejoría. Otra cosa será que esas vitaminas sean suficientes para que no cosechen una derrota electoral en mayo.

La victoria relativa de los socialistas el pasado día 22 en Andalucía abrió el calvario de la presidenta Susana Díaz en busca de una mínima estabilidad parlamentaria. Victoria relativa, porque mantuvo los 47 diputados, pero perdió un 4 % de los votos, resultado enmascarado por el desplome de diecisiete escaños populares.

El PP cometió un grave error estratégico al favorecer el crecimiento de Podemos como un polo del arco voltaico creyendo que eso llevaría al otro polo los votos asustados por el populismo. De ahí que los medios afines al PP y las declaraciones de sus dirigentes hincharan el fenómeno Podemos, que ha llegado para quedarse. Pero resultó que en Andalucía el voto inquieto por Podemos se atrincheró en el PSOE. Eso no quiere decir que sea así en el resto de España pero por el momento le ha proporcionado la primera vitamina de recuperación.

Algunos analistas, como Enric Juliana en La Vanguardia, estiman que Felipe González está detrás de la decisión de Susana Díaz de adelantar las elecciones para pinchar el espejismo de primera fuerza que le concedían las encuestas a Podemos. Felipe no solo aprobó ese adelanto estratégico -que también servía a las ambiciones personales de Susana Díaz- sino que se permitió recomendarle que no compita por la presidencia en Madrid con esta frase rotunda: «Estoy seguro que se quedará en Andalucía». Al menos de momento, lo que consolida a Pedro Sánchez, que lleva buena racha después de la exitosa operación quirúrgica en Madrid, imponiendo al profesor Ángel Gabilondo, y ganando el debate del estado de la nación.

Pero hay más: Felipe González, al asumir la defensa de dos destacados dirigentes políticos venezolanos detenidos por Nicolás Maduro, asesta un golpe a Podemos porque le dice a sus votantes mas ideologizados que él defiende a los presos mientras que Pablo Iglesias en el Parlamento Europeo se niega a condenar su encarcelamiento. Quizás ambos partidos, PSOE y Podemos, sean socialdemócratas pero queda claro que uno defiende la libertad y el otro apoya a un dictador. Y el asunto no terminará ahí porque González ha movilizado, en apoyo de los detenidos, a los expresidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y de Chile, Ricardo Lagos, que recuerda como el líder español ya actuó en favor de los presos de Pinochet.

Además, Felipe, con Gabriel Garcia Márquez, pidió ayuda al general Torrijos de Panamá para que Pinochet dejara salir de Chile a Hortensia Busi, la viuda de Salvador Allende. No había gestión diplomática eficaz hasta que Torrijos, en presencia de Felipe y de Gabo, le dijo por teléfono: «!General Pinochet, te pido este favor de dictador a dictador!» Y la dejó salir.

El PP, entretanto, se fortalece con los datos macroeconómicos que todos celebramos. El problema es que la calle no lo nota aun y, en consecuencia, no cambia su intención de voto. La duda es si la mejoría llegará a tiempo a mayo, o los populares tendrán que conformarse con un recorte muy serio de su actual poder municipal. Se verá. Por si acaso, los dos grandes se atiborran de vitaminas.