Rajoy marca distancias y afirma que Andalucía no decidirá las generales

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño REDACCION / LA VOZ

ESPAÑA

Jorge Guerrero | AFP

Arremete contra las «bisagras» que sirven para cerrar la puerta al cambio

21 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«El domingo vamos a ganar las elecciones y esta vez sí será para gobernar». Eso les dijo ayer Rajoy a los militantes populares en el cierre de campaña. No parece mucho, pero es bastante si se tiene en cuenta que son muy pocos en el PP los que creen que eso es posible y que el presidente del Gobierno quiere comprometerse lo menos posible con el resultado que arrojen mañana las urnas. Semejante arrebato de optimismo se entiende en el cálido ambiente de un mitin de cierre de campaña en Sevilla, pero horas antes, en la fría Bruselas, Rajoy había evidenciado su temor a un mal resultado advirtiendo de que no se puede extrapolar a las elecciones generales el resultado que se produzca en Andalucía. Aunque, fiel a su estilo, utilizó una fórmula enrevesada para exponer esta tesis sin que ello suponga asumir la derrota de antemano. «Podemos ser primera fuerza en Andalucía y podemos luego tener o no un resultado igual o diferente en las generales», señaló. Puro Rajoy.

Lo cierto es que, pese a los malos presagios demoscópicos, el líder del PP se ha involucrado en esta campaña tanto a o más que en las andaluzas del 2012, cuando Arenas repartía ya carteras convencido de que gobernaría, como auguraban los sondeos. ¿Por qué? Porque, aunque Rajoy sabe que ganar mañana es casi imposible, lo que quiere evitar a toda costa es un derrumbe total del PP en Andalucía, que provocaría de cara a las generales una peligrosa emigración de sus votantes a otras fuerzas como Ciudadanos.

Rajoy jugó fuerte al imponer como candidato a Juan Manuel Moreno Bonilla en contra incluso del criterio de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Y ayer quiso justificar también su elección ocurra lo que ocurra mañana. «Esta campaña ha servido para que mucha gente sepa quien es Juanma Moreno», dijo, dejando así claro que se trata de una apuesta de futuro.

Aunque apelando en todo momento al voto útil al PP, Rajoy admitió también implícitamente el triunfo de los socialistas al afirmar que lo que hay es «una gran competencia entre muchos para ver quién es la muleta del PSOE». «Se llaman bisagras porque solo sirven para cerrar las puertas al cambio», añadió, después de advertir de que votar otra cosa que no sea el PP, «al que sea, de cualquier ideología, es eternizar a los socialistas en el poder y perder el tren de la historia». En todo caso, enfrió cualquier posibilidad de que se produzca la gran coalición con el PSOE en Andalucía porque, según dijo, el PP «no está para enjuagues».

Menos presencia que Rajoy ha tenido el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, quien ayer estuvo sin embargo en Andalucía para respaldar a Moreno e instar a los andaluces a desalojar al PSOE del Gobierno porque «si una tierra necesita un cambio es aquella que no ha cambiado». Adelantando ya lo que podría ser el lema del PSdeG en la campaña en las gallegas del 2016, Feijoo advirtió de que solo hay dos posibilidades: «Tener un gobierno cuatro años discutiendo o uno los cuatro años gobernando».