Los partidos dan por amortizada la legislatura tras el debate de la nación

nuria vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Chema Moya

Con el bipartidismo en cuestión, el PP juega todas sus bazas a la recuperación económica y el PSOE a evitar puntos de confluencia con los populares

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay una extraña sensación que se expande por los pasillos del Congreso de los Diputados y es la de que todo lo que había que decir ha quedado dicho ya. Aún faltan nueve meses para las elecciones generales y la actividad legislativa continuará, según el Gobierno, hasta el último minuto. En lo político, sin embargo, los partidos han dado por amortizada la legislatura en el debate del estado de la nación. Las intervenciones de los principales líderes se convirtieron esta semana en los discursos con los que se presentarán ante los electores para solicitar su confianza.

Las cartas se han puesto sobre la mesa. Las 105 propuestas de resolución que defendieron el jueves los grupos parlamentarios tras quince horas de confrontación dialéctica, a veces hasta personal, son un ensayo de los programas que ofrecerán las fuerzas políticas en los cinco procesos electorales que el país tiene por delante. Los textos contenían la hoja de ruta y la visión de país de cada una de las formaciones representadas en el Congreso. Pero de todos ellos, únicamente 19 obtuvieron el visto bueno de la cámara. La mayoría absoluta del partido que sustenta al Gobierno permitió que se diera luz verde a las 15 mociones del PP y a cuatro más. Es tanto como decir que los populares tan solo aprobaron su propio proyecto. Es más, fueron ellos quienes forzaron con el peso exclusivo de sus votos que la cámara instara al Ejecutivo de Mariano Rajoy a continuar por la senda que se marcó al llegar a la Moncloa en el 2011.

La próxima vez que esas propuestas sean votadas será ya en las urnas. El barómetro que el CIS preparó tras el debate del estado de la nación deja patente que el bipartidismo está en cuestión. Los españoles sitúan al jefe del Ejecutivo fuera de la realidad, con escasa sensibilidad hacia los problemas de los ciudadanos y alejado de la moderación política. Y la mayoría tampoco ve preparado al líder de los socialistas, Pedro Sánchez, para tomar las riendas del país. El tiempo que resta hasta las elecciones generales será, por ello, una valiosa oportunidad para que los grandes partidos comprueben si aún pueden recuperar el pulso de la calle y el espacio perdido desde hace tiempo.

Los nuevos

La crisis económica y la corrupción han colocado en la arena de las expectativas tanto a Podemos como Ciudadanos, las dos cabezas visibles de un fenómeno que se enraíza en el hartazgo de la sociedad y la indignación por el retroceso de un estado del bienestar que se daba por conquistado mientras proliferan los escándalos en la clase política. Ambas formaciones aspiran a crecer en ese caldo de cultivo, copar el centro izquierda y el centro derecha del espectro electoral, rediseñar el vigente dibujo de las Cortes y reducir a la mínima expresión a los partidos tradicionales. Esos a los que Pablo Iglesias ha situado en el saco de la casta.

De ello son conscientes no solo las dos principales fuerzas. También lo saben los grupos minoritarios que han ejercido durante décadas el papel de oposición alternativa a la fórmula en la que PSOE y PP marcaban la agenda política.

El PP ya ha marcado su estrategia. Rajoy ha decidido jugársela todo o nada a la recuperación económica. A la vista del CIS, su mensaje del debate del estado de la nación no llegó ni tan siquiera a quienes le votaron en 2011, pero el presidente aspira a que los ciudadanos acaben compartiendo su percepción de la situación del país frente a los pronósticos «pesimistas y equivocados», como aseguraba el popular José Antonio Bermúdez de Castro, de una oposición que denuncia ante el jefe del Ejecutivo una España que él no reconoce.

Mientras, el PSOE busca evitar puntos de confluencia con el PP. Las promesas de los socialistas son, según su portavoz parlamentario, «diametralmente opuestas» a las de los populares. Y en esa voluntad de alejarse, y con la seguridad de quien no tiene nada que perder, Pedro Sánchez encontró una vía en el debate de esta semana.

IU, la tercera formación de ámbito nacional hasta ahora, trata, por su parte, de luchar por no ser fagocitada por la arrolladora locomotora de Podemos.

El Parlamento tiene pendientes de aprobar una treintena de leyes

El debate político de la legislatura está ya prácticamente concluido, como coinciden todos los partidos, pero el Parlamento, muy al contrario, va a vivir en los próximos siete meses una frenética actividad legislativa porque el Gobierno quiere aprobar al menos una treintena de leyes que ya están en tramitación o que van a comenzarla en cuestión de días.

Semejante volumen de trabajo, que incluso podría aumentar si el Consejo de Ministros aprovecha las primeras semanas de marzo para remitir al Congreso los últimos proyectos de ley que tiene en cartera, va a obligar al grupo popular a rentabilizar al máximo el presente período de sesiones, que sobre el papel acaba en junio, y el mes de septiembre, antes de que se disuelvan las cámaras por la convocatoria de elecciones, cosa que como muy tarde se haría a mediados de octubre, según las previsiones del Ejecutivo.

El margen efectivo de trabajo es de cinco meses, pero, además, la labor parlamentaria va a sufrir varias interferencias, traducidas en parones de al menos una semana, por las elecciones andaluzas del 22 marzo, por la Semana Santa y por los comicios municipales y autonómicos del 24 de mayo. La escasez de fechas para completar la tarea legislativa se subsanará en parte con la alta probabilidad de que el grupo mayoritario decida habilitar el mes de julio para completar el grueso de las aprobaciones de leyes, con sesiones extraordinarias de las comisiones y el pleno.

Septiembre quedará casi completo para los remates finales porque, debido a la celebración de elecciones generales en otoño, casi con seguridad a finales de noviembre, el Congreso no iniciará el debate de los Presupuestos del 2016, que serán tarea ya del próximo Gobierno.