Las relaciones entre Venezuela y España, en el congelador desde hace cuatro meses, cuando el jefe de Gobierno Mariano Rajoy recibió a Lilian Tintori, esposa del opositor venezolano Leopoldo López, pueden empeorar con el descubrimiento de que Ignacio de Juana Chaos, solicitado por las autoridades españolas, se encuentra en el país.
Las relaciones de ETA con el Estado venezolano son más antiguas que la llamada revolución bolivariana de Hugo Chávez, quien llegó al poder en 1998, aunque, antes de esa fecha, siempre habían estado consensuadas con el Estado español.
De hecho, el que es considerado jefe de ETA en Venezuela, Arturo Cubillas Fontán, llegó al país sudamericano con otros diez etarras, como parte de un convenio entre los gobiernos de Felipe González y Carlos Andrés Pérez. Con el ascenso de Chávez al poder fue cuando se convirtió en un hombre influyente en el Gobierno venezolano.
En el 2011, España pidió la extradición de Cubillas, pero no ha sido entregado alegando que se ha nacionalizado venezolano y que, por lo tanto, no puede ser entregado a otro país.
Antes de ese hecho, el Gobierno entonces presidido por Hugo Chávez negó que Venezuela hubiera utilizado ETA como campo de entrenamiento, como confesaron dos de sus miembros, detenidos en Francia.
La acusación, calificada en su momento como tendenciosa e inaceptable por Nicolás Maduro, entonces canciller y hoy presidente venezolano, fue consensuada con su homólogo Miguel Ángel Moratinos.
Hace apenas nueve meses, la imagen de Ignacio de Juana paseando en un centro comercial de Barcelona (Venezuela) volvió a tensar las relaciones entre ambos países. En ese momento, Maduro negó la presencia del terrorista en un programa de televisión. Una presencia que ha sido confirmada posteriormente y que pasará a depender de que Venezuela acate la solicitud de Interpol-España para su captura, y que posteriormente su Gobierno proceda a la deportación a España.