Tomas Gómez, de «invictus» a destructor del PSOE madrileño

ESPAÑA

Luca Piergiovanni

Pasó de ser el alcalde más votado de España a enfrentarse al aparato del partido, al que venció, para seguir al frente del PSOE de Madrid. Hasta hoy

11 feb 2015 . Actualizado a las 12:35 h.

En la biografía de Tomás Gómez Franco todo parece marcado por las circunstancias excepcionales. Empezando por su nacimiento en la localidad holandesa de Enschede, en el año 1968, y culminando con dos récords al alcance de muy pocos. En el 2003 se convirtió en el alcalde más votado de España en democracia en municipios de más de 50.000 habitantes, al revalidar su cargo de regidor de Parla (Madrid) con el 75,5 % de los sufragios. Su Pero doce años después, en las pasadas elecciones europeas, obtuvo el peor resultado de la historia del PSOE en la Comunidad de Madrid, dejando a su partido con un raquítico 18 % de los votos. Ya antes, en el 2011, había obtenido el peor resultado de la historia para los socialistas en unas elecciones autonómicas, a pesar de que los socialistas madrileños le fabricaran una controvertida campaña en la que se presentaba como un gladiador bajo el nombre de «invictus». En el 2012 se recuperó de aquel tropezón para imponerse de nuevo como secretario general de la dirección del PSOE en Madrid, con un 60 % de los votos. Terco e incapacitado para la negociación, Gómez siempre ha creado problemas en Ferraz. Bien lo sabe Alfredo Pérez Rubalcaba, que fracasó en su intento de descabalgarlo como candidato del PSOE de Madrid para las elecciones regionales. José Luis Rodríguez Zapatero, José Blanco y el ahora líder de los socialistas le lanzaron un órdago para que cediera el puesto a Trinidad Jiménez. Se negó, forzó unas primarias y derrotó a todo el aparato de Ferraz. Aquello fue para muchos el inicio del fin de Zapatero. Y aunque eso supuso el arranque de la carrera de Gómez como líder de proyección nacional entre los socialistas, los sucesivos resultados catastróficos en cada una de las citas electorales confirmaron que, lejos de ser un ganador, el ex alcalde de Parla hoy defenestrado ha hundido al PSOE madrileño hasta convertirlo en una fuerza en continua regresión que solo obtuvo el 18,94 % de los votos en las últimas elecciones europeas, quedando 11 puntos por debajo del PP y cinco por debajo de la media del PSOE en toda España.
 
Pese a todo, y fiel a su estilo, Gómez se negó a asumir ninguna responsabilidad. Cargó las culpas contra Rubalcaba y se enrocó en el liderazgo del PSOE madrileño arropado por su guardia pretoriaza y enfrentado a una buena parte de la militancia y la dirección regional del partido. Gómez ha tratado siempre de maniobrar en las luchas internas del PSOE para subsistir políticamente. Apoyó a Carme Chacón en su lucha contra Rubalcaba, aunque evitó expresar en público ese preferencia para evitar quedar atrapado con la posible derrota de la ex ministra, como así sucedió. Su última pirueta fue apoyar a Pedro Sánchez en la batalla por la secretaría general del PSOE frente a Madina, a pesar de haber tenido en el pasado duros enfrentamientos con el hoy líder de los socialistas. Solo un poco antes había expresado su respaldo incondicional a Susana Díaz, a pesar de que nada tienen que ver las posiciones que mantiene la presidenta andaluza con los postulados de izquierda casi radical que sostiene Gómez. Casado y sin hijos, el destituido líder de los socialistas madrileños es un hombre de carácter muy difícil y sumamente desconfiado, que se ha negado en redondo a entablar cualquier tipo de negociación con la dirección del partido cuando arreciaron las sospechas sobre su implicación en la trama del tranvía de Parla o cuando quien fue su mano derecha en el ayuntamiento de esa localidad fue detenido en la operación púnica. Temeroso de que el escándalo le estallara en la cara en plena campaña para las elecciones municipales, Sánchez ha optado por la solución radical de destituirlo. Las pésimas perspectivas electorales que auguraban las encuestas en la Comunidad de Madrid pese a la prepotencia con la que Gómez se consideraba ya presidente in pectore, han facilitado al secretario general del PSOE una solución cuyo efecto en electorado está por ver. Lo que sí parece claro es que Sánchez se libra así de un durísimo golpe que, en caso de que Gómez hubiera terminado imputado siendo todavía secretario general del PSOE madrileño en activo, acabaría con sus últimas esperanzas de mantenerse como líder de los socialistas hasta las próximas elecciones generales para poder disputar la presidencia del Gobierno a Rajoy y de resistir la embestida de Susana Díaz, a quien muchos ven ya al frente del PSOE nacional si logra gobernar en Andalucía derrotando al PP y a Podemos.