En España se ha apostado por la prevención desde el 11-M

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

La amenaza de atentado de corte yihadista es permanente, pero inferior a las de Francia y de otros países de nuestro entorno, según los expertos

10 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Puede suceder en España algo parecido a lo que acaba de ocurrir en París? La respuesta, según todos los expertos y analistas consultados, es sí. El nivel de amenaza es alto. En los órganos de expresión y en los aparatos de propaganda del Estado Islámico (EI) y Al Qaida los analistas de los servicios de información siguen encontrado amenazas a España. Incluso hay un vídeo en castellano en el que un par de terroristas del EI hablan de Al Ándalus como la tierra de sus abuelos que prometen reconquistar.

«El nivel de riesgo -confirma Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional- no es despreciable, ni es inferior al que existía antes del 11-M, pero se afronta de otra manera, estamos trabajando preventivamente en todos los frentes, incluido el judicial. Aquí al que se mueve se le trinca».

Zaragoza, uno de los mayores expertos internacionales en temas de terrorismo, precisa que ese nivel de riesgo en España, aparentemente es asimilable al de otros países de nuestro entorno. Pero, matiza, «aquí no se dan algunos componentes específicos que se dan en esos países donde hay ciudadanos de origen musulmán de segunda o tercera generación que han incubado un odio visceral frente a nuestro modelo de sociedad. Aquí hay yihadistas muy radicales, muy extremistas, pero parece que están controlados».

Un antes y un después

En España existe una experiencia acumulada de 50 años de lucha contra los diferentes tipos de terrorismo que ya se puso de manifiesto con la detención de poco más de un centenar de personas a las pocas semanas de los sucesos del 11 de marzo del 2004, lo que hizo posible la identificación y localización de la mayoría de los implicados. Lo ocurrido aquel día en Madrid, nada tenía que ver con el terrorismo etarra, como intentaron hacernos ver en un primer momento.

El 11-M marcó un antes y un después. A partir de esa fecha, se apostó por una mayor especialización, se incrementaron los recursos humanos y materiales -solo los agentes pasaron de 300 a 3.000- y mejoró la coordinación entre los diversos cuerpos policiales. Desde entonces, Policía, Guardia Civil y el CNI tejieron una buena red de confidentes en los círculos islamistas. Las mezquitas más radicales fueron perforadas por los servicios antiterroristas y los imanes sospechosos son rápidamente neutralizados. Producto de esa vigilancia, nacieron muchas operaciones policiales de carácter preventivo: se detenía a los terroristas cuando aún estaban en una fase de preparación de su acción, simplemente para que sintiesen el aliento de la policía cerca.

Tal y como apuntan Javier Jordán y María Ponte, del Grupo de Estudios de Seguridad Internacional (GESI), en un reciente estudio sobre las operaciones contra el terrorismo yihadista en España, esta apuesta por la prevención hace que muchos de los detenidos no lleguen a juicio y que una buena parte de los que llegan resulten absueltos por el garantismo del sistema judicial español.

Pero la prevención funciona porque, de hecho, solo existe constancia policial y judicial del preparativo de dos atentados yihadistas frustrados en España después del 11-M: la bomba contra la línea del AVE Madrid-Sevilla, descubierta el mismo día que se suicidó el comando de Leganés, y los preparativos para el atentado contra el metro de Barcelona, abortado por la operación Cantata en enero del 2008.

En los últimos años, casi todas las detenciones de sospechosos de terrorismo islamista corresponden a activistas dedicados a reclutar combatientes que son enviados a las zonas de conflicto o a financiar y promover estas redes. El papel de España como base de reclutamiento de combatientes de la yihad en Irak y Siria tampoco es comparable al de países como Francia. De los 5.000 europeos detectados, solo 36 salieron de España, mientras que del país vecino partieron más de mil.