Juan Carlos I pidió a Felipe VI que le dejara el asunto de la infanta a él

Manuel Costoya
M. C. Cereijo REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Atlas TV

Instó a su hija a que renunciase a sus derechos dinásticos por el caso Nóos

31 dic 2014 . Actualizado a las 09:46 h.

Juan Carlos I aconsejó a su hijo Felipe VI que le dejase a él mediar con su hermana, la infanta Cristina, para evitar que el caso Nóos provocase más daños a la Casa Real. La reflexión surgió en una conversación privada que mantuvieron Felipe VI y Juan Carlos I cuando se comenzó a perfilar una cena de Nochebuena y Navidad, y se planteó qué hacer con la infanta. Y es que por las manos del monarca han pasado todas las decisiones trascendentales respecto a Cristina de Borbón desde que saltó el caso Nóos, como recoge el libro Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar, de Fernando Ónega, donde el periodista hace un exhaustivo repaso de los años del rey en el trono, los entresijos de su abdicación y el «golpe tremendo» que supuso la imputación de su hija.

Ónega tiene constancia de que al menos una vez Juan Carlos I pidió a la infanta Cristina que renunciase a sus derechos dinásticos. El periodista sostiene que el rey envió hace tres años a dos emisarios a Denver (EE. UU.), donde entonces residía la infanta con su marido, Iñaki Urdangarin, y sus hijos. Uno era el exjefe de la Casa del Rey, Fernando Almansa, y otro un alto directivo de Telefónica, empresa que había contratado al cuñado de Felipe VI. Ambos llevaban varios mensajes a la pareja. El primero, que lo ocurrido con el caso Nóos era gravísimo; el segundo, que la institución monárquica era realmente la dañada, y el tercero que el rey solicitaba de la infanta algún gesto para aliviar el daño causado. Ese gesto no era otra cosa que la renuncia a sus derechos dinásticos. El periodista no tiene constancia si esta petición se la planteó Juan Carlos I a su hija o a través de los interlocutores elegidos. Cristina de Borbón se limitó a escuchar y a tomar nota de la exigencia.

Ónega no descarta que se produjesen más intentos como este con otros interlocutores, pero el resultado ha sido siempre el mismo. Ni entonces conseguirían una respuesta afirmativa ni de momento se ha conocido ningún gesto que la hermana del actual rey haya querido realizar para facilitar la situación a Felipe VI. El empecinamiento de doña Cristina, sexta en la línea de sucesión a la Corona, ha provocado que crezca la presión política pidiendo al recién llegado monarca que actúe. «Es una decisión personal que corresponde a la infanta», repiten en la Zarzuela, según recoge Colpisa, pero lo cierto es que ha terminado por dañar gravemente la imagen de una monarquía ya bastante desgastada tras los últimos episodios que protagonizó don Juan Carlos en su reinado.

El rey siempre mantuvo una fluida relación con su hija Cristina, pero lo ocurrido con el caso Nóos la deterioró notablemente. «Fue un gran disgusto», según Ónega, y una de las razones que le llevaron a barajar abiertamente la abdicación. Juan Carlos I siempre quiso proteger a Felipe VI de los daños colaterales que el caso Nóos pudieran provocar en su imagen y, por eso, ya cerca de las Navidades, el rey Juan Carlos y su hijo hablaron de nuevo sobre la situación penal de la infanta y sobre qué hacer en estas fiestas. Es cuando el rey le dijo a Felipe VI que, como padre, el tema se lo dejase a él. Según Ónega, la infanta no ha estado ni la Nochebuena y la Navidad en la Zarzuela.

Desacuerdos con el Gobierno

Los discursos de Navidad del rey son revisados también por el Gobierno los días previos a su grabación. Este año se registró algún desacuerdo entre la Moncloa y la Zarzuela a cuenta de la corrupción y de las referencias del rey a Cataluña. Mariano Rajoy no quiso comentar las reflexiones del monarca en la rueda de prensa de balance de la legislatura y en el Ejecutivo rehúsan hablar al respecto. En cualquier caso, primaron las tesis de la Casa Real, aunque, según Ónega, las relaciones con el Ejecutivo de Rajoy no siempre fueron buenas.