La lideresa pone toda la presión en el presidente del Gobierno

E. C. Madrid / la Voz

ESPAÑA

24 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En septiembre del 2012, una Esperanza Aguirre compungida y llorosa anunciaba que dimitía como presidenta de Madrid y abandonaba la primera línea de la política. Sin embargo, conservó la presidencia del PP de Madrid, donde se ha hecho fuerte. También continuó siendo la voz más crítica dentro del partido contra las políticas de Rajoy, al que echó en cara la subida de impuestos y la excarcelación del etarra Bolinaga. Pronto se vio que lo de retirarse para dedicarse a su familia y a su trabajo en una empresa de cazatalentos no se iba a cumplir. Nunca se marchó.

Algo más de dos años después, la lideresa irrumpe como aspirante a candidata a la joya de la corona que el PP corre el riesgo de perder después de 23 años. No le han hecho desistir ni los escándalos de Gürtel y la operación Púnica ni la implicación de su ex número dos, Francisco Granados; del que fuera consejero de su máxima confianza Alberto López Viejo y de otros colaboradores y alcaldes. Tampoco su imputación por el incidente de tráfico. Con estos antecedentes que habrían quemado a cualquier político y las gélidas relaciones que mantiene con Rajoy podría haber dado un paso atrás. Al contrario, ha dado uno adelante para postularse y ahora será el presidente quien tendrá que decidir si acepta o no el ofrecimiento con su «dedo divino», como lo denomina Aguirre.

Las encuestas internas

La clave es que las encuestas internas que maneja Pedro Arriola muestran que la candidata del PP con más posibilidades es Aguirre, muy por delante de Cristina Cifuentes, Soraya Sáenz de Santamaría -descartada totalmente-, Pío García-Escudero o la consejera de Educación, Lucía Figar. Aunque en ningún caso alcanzaría la mayoría absoluta, sí movilizaría a las bases de siempre del PP, incluidos los muchos descontentos con las políticas del Gobierno. Rajoy sabe que no puede perder Madrid, porque se vería como un precedente de su derrota en las generales. La semana pasada dijo que elegirá a quien crea que va a ganar guiado por su olfato. Y Aguirre es quien tiene más posibilidades. Incluso hay quienes creen que su ofrecimiento podría haber sido pactado con el presidente, aunque otros lo ven como un órdago para meterle presión.