Pederasta de Ciudad Lineal: Daba golosinas con Orfidal a las niñas para raptarlas

melchor sáiz-pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

benito ordoñez

La Policía, que reventó las cañerías de su piso en Madrid en busca de ADN de las víctimas, tiene «indicios serios» para obtener una condena

26 sep 2014 . Actualizado a las 08:33 h.

Antonio Ángel Ortiz, el presunto pederasta de Madrid, utilizaba tranquilizantes para drogar a sus víctimas que les suministraba disuelto en golosinas. Y esos tranquilizantes se los proporcionaba su novia. Eso declaró el miércoles ante la Policía, a la que confesó que era ella quien conseguía Orfidal, un potente ansiolítico, que utilizaba el presunto pederasta con las niñas para poder cometer los abusos sexuales.

Pero, además de esta confesión ya hay pruebas que acorralan al arrestado, surgidas tras un exhaustivo registro realizado por la Policía Científica en una vivienda de la calle Santa Virgilia de Madrid, la casa deshabitada en la que Antonio Ángel Ortiz supuestamente usaba para vejar a sus víctimas. El objetivo: encontrar la menor traza de ADN de alguna de las niñas que sirva como prueba de cargo para llevar al presunto pederasta a la cárcel durante décadas. Y el resultado fue satisfactorio. Los funcionarios, que rompieron cañerías, lograron recuperar varias muestras orgánicas que podrían pertenecer a las menores, entre ellas restos de vómito que podrían corresponder a una que confesó a la Policía que devolvió durante su secuestro sin que su captor se diera cuenta. Prueba a sumar a otros «indicios serios» hallados en las últimas horas.

El propio Antonio Ángel Ortiz y su abogado estuvieron presentes en el registro de esta vivienda propiedad de la madre del presunto pederasta. Todo un día para rastrear los más de cien metros cuadrados, las cuatro habitaciones, los dos baños y la cocina de esta vivienda que los agentes están convencidos que pudo utilizar para abusar de cuatro de las cinco niñas que llegó a secuestrar. Se trata de los raptos de julio y septiembre del 2013 y de los de abril y junio del 2014.

Los agentes buscaron «pruebas de ADN irrefutables» para complementar a las circunstanciales que ya tenían en su poder y otras que han conseguido en las últimas horas. Mandos del operativo confirmaron que tienen mínimas muestras de fluidos en dos de las niñas que esperan que sean suficientes para compararlos con los del detenido.

El jefe superior de Policía de Madrid, Alfonso José Fernández, también confirmó que los funcionarios cuentan con diversos «vestigios» de huellas del individuo. Una de ellas es una pequeñísima muestra genética que el raptor dejó en la tienda de todo a cien en la que paró el 22 de agosto para comprar una crema, mientras mantenía retenida en su coche a la última víctima, una pequeña de origen dominicano.

El bote y la multa

De hecho, el miércoles, los agentes hallaron el bote de crema comprado en aquella ocasión en la casa de la calle Montearagón donde residía el supuesto pederasta con su madre. Otro efecto localizado en esta última vivienda es una multa del Toyota -perteneciente a una tercera persona que lo había dejado en el negocio de compraventa en el que trabaja el detenido- y que Ortiz habría usado en sus primeros raptos, hace un año, hasta que cambió al Citroën Xsara Picasso, que fue el coche que llevó a identificarlo tras ser registrado por una cámara de seguridad y cotejarse 200.000 matrículas y 400.000 grabaciones.

La Policía trabaja contra reloj para entregar cuanto antes las pruebas a la titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid, María Antonia de Torres Díez-Madroñero, quien tiene previsto tomar hoy declaración al arrestado. Saben que va a ser muy difícil arrancar una confesión a Ortiz, quien hasta ahora se ha mostrado «tranquilo» y desafiante, hasta el punto de preguntar a los agentes: «¿Qué hago yo aquí?».