Miedo, preocupación y rabia en el barrio madrileño de la niña raptada por el pederasta

Efe / Enrique Delgado Sanz

ESPAÑA

El secuestrador puede ser el mismo que ya abusó de dos niñas en abril y en junio en el vecino distrito de Ciudad Lineal

24 ago 2014 . Actualizado a las 20:10 h.

«En el barrio la gente tiene mucho miedo», confiesa Rufino, dueño del kiosco ubicado en las proximidades del parque infantil de Madrid donde un pederasta raptó unas horas a una niña el viernes, lo que ha infundido a los vecinos una mezcla de temor, preocupación y rabia.

Y no es para menos, ya que este secuestrador puede ser el mismo -según investiga la Policía- que ya abusó de dos niñas en abril y en junio en el vecino distrito de Ciudad Lineal. También se sospecha que pudo raptar a otra menor en el 2013 y que protagonizó una intentona similar antes del rapto de abril de este año.

El parque de la calle Torquemada del distrito de Hortaleza en el que se produjo el secuestro del viernes forma parte de una zona privada, propiedad de una mancomunidad de edificios residenciales. A la entrada hay un cartel que advierte de que se trata de un espacio privado pero solo una pequeña puerta, abierta en todo momento, sirve de obstáculo para cualquier viandante.

Llama la atención de los vecinos que el rapto se haya producido aquí, ya que el residencial linda con los muros de la Comisaría Central de Hortaleza, desde donde el goteo de coches de Policía es constante.

Además la urbanización cuenta con dos vigilantes que velan por la seguridad de sus zonas comunes a diario acompañados por dos perros.

Sin embargo, el miedo del que habla Rufino, que desde su kiosco observa lo que ocurre en el parque gracias a que la calle está en cuesta, se percibe rápidamente.

Hoy por la mañana, Efe ha comprobado que solo un padre ha salido a jugar con su hijo a la zona de recreo de la urbanización, donde se encuentran los columpios.

A pesar de que los vecinos no pueden confirmar a ciencia cierta que es en ese parque en el que se produjo el rapto -ninguno lo vio-, las conversaciones en los corrillos señalan hacia él.«Está todo muy confuso», suscribe Rafa, el camarero del bar El Artesano, ubicado justo enfrente, mientras departe con otras vecinas que confiesan, como tantas otras, no haber visto «nada raro» allí durante estos días.

El vecindario es plenamente conocedor del caso. Algunos se han enterado a través de la prensa y otros en conversaciones en parques y rellanos, la mayoría de ellos extrañados de que haya ocurrido algo así allí.

«Vivimos en un barrio muy tranquilo, de gente normal», indican Encarnación y Jaime, un matrimonio que, como el resto de entrevistados, cree que el pederasta que actuó allí el viernes es el mismo de Ciudad Lineal. Ambos han mostrado su sorpresa por el hecho de que «se haya alejado un poco de su zona».

Como es normal, la intranquilidad se ha apoderado de todos los vecinos que son padres de niños pequeños, como David, quien había salido a pasear a su hija, que aún va en carrito.

David, que no esconde su preocupación, teme que el pederasta «vuelva a aparecer por el barrio», pese a la alta vigilancia policial que allí existe.

Un poco más mayor que la hija de David era la nieta de Juan, que paseaba a su perro bajo la atenta mirada de su abuelo, quien también conocía la noticia pero no terminaba de creérsela.

«Joder, parece que ahora ni se va a poder salir de casa», ha lamentado el vecino, quien echa un falta «más rapidez» policial a la hora de arrestar al pederasta.

Testimonios como estos abundan estos días en el barrio, donde también asoma la rabia al ver que el pederasta actúa contra los más pequeños e indefensos.

María Luisa, una vecina «de toda la vida», ha ejercido como portavoz del sentir del barrio al afirmar: «A ver si lo cogen ya, porque no tiene nombre lo de hacer daño a los niños».

La Policía continúa volcada hoy en la búsqueda del pederasta que, tras raptar a la niña en el parque de Hortaleza la liberó casi dos horas más tarde en un descampado cercano a la M-40 de la zona de Canillejas -en el distrito cercano de San Blas-, según las primeras investigaciones sin llevarla a ningún piso para abusar de ella y sin ducharla a continuación, como el pederasta que se busca había hecho en los otros casos.

La niña, de nacionalidad española y ascendencia dominicana, fue raptada cuando estaba con sus abuelos y fue hallada menos aturdida que las que fueron raptadas en abril y junio, según fuentes de la investigación.