Así se elige a los alcaldes en el resto de Europa

Europa Press

ESPAÑA

BART MAAT

Ante el debate por la nueva ley electoral que anuncia el PP, repasamos las fórmulas de elección en los principales estados europeos

22 ago 2014 . Actualizado a las 19:55 h.

La elección de alcaldes en Alemania, Francia e Italia exige la celebración de una segunda vuelta si ningún candidato logra mayoría absoluta, pero en general la lista más votada al primer intento no recibe una prima extra de concejales, como sugiere el PP con su propuesta de reforma electoral.

Según un estudio comparativo de la legislación electoral de los principales países de la UE realizado por el Foro Europa Ciudadano, la elección de los alcaldes requiere mayoritariamente la mayoría absoluta y se evita la celebración de pactos de gobierno poselectorales.

«De esta forma, la gobernabilidad de los territorios es mucho más dinámica ya que no es necesario acordar las políticas públicas con otras formaciones que a veces opinan de forma diferente dificultando así la gestión de los ayuntamientos como en ocasiones sucede en España», señala José Carlos Cano, presidente de Foro Europa Ciudadana.

La intención del PP, es la de poner en marcha antes de las municipales un mecanismo de elección en el que se garantice la alcaldía al candidato que obtenga un porcentaje del 40% de los votos, y una ventaja superior a cinco puntos, pero sin embargo no establece por defecto la segunda vuelta de la que hablabamos, algo que propuso el PSOE hace una década.

Este modo de elegir alacaldes en segunda vuelta se practica con múltiples variantes en otros países de nuestro entorno. La fórmula varía, en ocasiones incluso dentro de cada estado, pero en todo caso, intentan responder a las competencias que la ley da a la figura del regidor municipal de cada país.

En Francia, por ejemplo, las elecciones municipales son una combinación entre los comicios mayoritarios a dos vueltas y los proporcionales, dependiendo del número de habitantes de la localidad. Las listas que logran más del 50% de los votos (con una participación superior al 25%) se llevan la mitad de los concejales, y el reto se reparte de forma proporcional entre esa misma lista y las siguientes que hayan logrado más del 5%.

En Grecia se usa este mismo sistema de bonus al ganador para favorecer las mayorías absolutas y evitar la fragmentación, tanto en las municipales como en las legislativas..

En Italia en los municipios de más de 15.000 habitantes los electores pueden votar solo para el alcalde (poniendo la cruz sobre el candidato que prefieran) o también para la asamblea municipal (poniendo la cruz sobre el símbolo de uno o dos partidos). Si ningún candidato obtiene más del 50% de votos, se celebra una segunda ronda de desempate (ballotaggio) dos semanas después, entre los dos candidatos más votados.

En Alemania, por ejemplo, no existe una ley única que regule el proceso electoral, ni tampoco hay una ley que impida las alianzas para gobernar en los Ayuntamientos. Cada región y ciudad-Estado (Hamburgo, Bremen, Berlín) tiene la suya en virtud del federalismo alemán. El voto es directo y a listas abiertas, no bloqueadas. En general en las regiones, los alcaldes son elegidos directamente por la población y los plazos de sus mandatos varían mucho, de cinco a diez años.

Por su parte Reino Unido cuenta en sus elecciones con tres urnas, el sistema de votación para las alcaldías implica que los ciudadanos rellenen tres papeletas, dos para la asamblea (una para los 11 concejales que representan a toda la ciudad y otra para los 14 que representan a los distritos) y una tercera para el alcalde.

Para elegir al primer edil, los británicos tiene la opción (aunque no es obligatorio) de emitir dos votos, de primera y segunda preferencia. Si uno de los candidatos obtiene más del 50% de los votos, resulta elegido automáticamente. Si ninguno llega a ese porcentaje, se quedan los dos aspirantes más votados (eliminando al resto) y se tienen en cuenta la segunda preferencia, de forma que gana quien obtenga más votos en total (combinando los de primera y segunda preferencia).

Los sistemas que funcionan con un voto preferencial, en el que los ciudadanos tienen la posibilidad de ordenar a los candidatos de más preferidos a menos, equivalen así a una segunda vuelta instantánea. Algunos länder de Alemania o en Noruega se dan tantos votos al elector como cargos ha de elegir y hasta es posible el voto acumulable.

En ese sentido, es único -y de complejo recuento- el sistema de voto único transferible de Irlanda (e Irlanda del Norte): el voto de un elector se le asigna inicialmente a su candidato favorito, y si el candidato hubiera sido ya elegido o no supera la cuota de votos, todos los votos sobrantes se transfieren según las preferencias seleccionadas por el elector.