Artur Mas acude hoy a su reunión con Rajoy en la Moncloa en su peor momento político

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Dice que el proceso soberanista no se verá afectado por la confesión del expresidente

30 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Siento un gran dolor, pena y compasión». Artur Mas reflejaba así el impacto personal que le ha producido el hecho de que Jordi Pujol, al que calificó como su «padre político», confesara que leva 34 años siendo un defraudador. Pero si el golpe personal es grande para el presidente de la Generalitat, el golpe político es inmenso. El escándalo le llega en el peor momento a un Artur Mas que se reúne hoy con Rajoy en una cita de la que penaba salir políticamente fortalecido en Cataluña, y a la que ahora acude con la losa de la confesión de Pujol y con un jefe del Ejecutivo reforzado por el consenso con el nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez, en torno a la imposibilidad de celebrar una consulta que ambos tachan de ilegal.

El propio portavoz del Gobierno catalán, Frances Homs, admitió que el presidente de la Generalitat acude «afectado personal y anímicamente» a su cita en la Moncloa. Mas, sin embargo, trató de separar lo personal de lo político y aseguró que a pesar de la renuncia de Pujol a sus cargos y atribuciones como ex presidente del Ejecutivo catalán, el proceso soberanista se mantiene intacto. «No caigáis en las interpretaciones que pueden sugerir que esto condiciona lo que pueda pasar en los próximos meses», señaló a los medios. Según explicó en rueda de prensa tras anunciar la muerte política de quien lo nombró como se heredero en CiU, «el país está por encima de cualquier persona por importante y relevante que sea», dado que tiene muchos «activos» y la hoja de ruta «está definida y consensuada con mucha gente».

El portavoz del Gobierno catalán incidió en esa idea de separar el golpe en el plano personal que supone la confesión de Jordi Pujol, del proceso soberanista. «Si alguien sigue creyendo que lo que pueda plantear Mas en la reunión es un tema personal, o no sabe lo que sucede o tiene un gran menosprecio para la expresión democrática de Cataluña», señaló Francesc Homs.

Rajoy intentará darle una salida

Mariano Rajoy, que era el que menos interés tenía en celebrar el encuentro de hoy, hasta el punto de obligar a Mas a solicitarlo por escrito, se encuentra ahora con que la cita llega en el momento de mayor debilidad del líder catalán desde que lanzara su órdago independentista. Con el escándalo de Pujol a cuestas, con las investigaciones paralelas sobre los hijos del ex presidente de la Generalitat en los periódicos, con la federación de CiU rota tras la dimisión de su socio Duran i Lleida y con el consenso entre Rajoy y Pedro Sánchez para parar el referendo, Mas tiene muy poco de lo que presumir.

Rajoy tratará de aprovechar ese momento de debilidad para, sin hacer sangre, intentar alcanzar una salida al conflicto que permita al presidente catalán salir airoso de este trance a cambio de renunciar a su objetivo de convocar la consulta en noviembre. Encima de la mesa pondrá Rajoy una oferta para mejorar la financiación de Cataluña sobre la que ya trabaja el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Pero nada indica que Mas esté dispuesto a moderar su ímpetu soberanista a cambio de algo de aire político. Al contrario, el presidente catalán parece decidido a inmolarse políticamente y luchar hasta el último momento por su plan soberanista.

Mas ha echado el resto para conseguir que Pujol renunciara a todos sus cargos y privilegios antes de su encuentro con Rajoy en la Moncloa, porque, de lo contrario, habría llegado al encuentro como un cordero al matadero, quedando a merced del presidente y de la prensa. Conseguida esa renuncia, el líder catalán intentará dar la vuelta al argumento asegurando que el Ejecutivo trata de aprovechar la caída de Pujol, algo que considera un asunto personal, para debilitar la vía soberanista.