Sánchez asume el legado político de Rubalcaba como guía para su mandato

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El futuro secretario general agradece a su antecesor la modernización del partido

22 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Aún tiene que pronunciar un discurso como secretario general. El sábado, Alfredo Pérez Rubalcaba abrirá el congreso extraordinario en el que el PSOE debe ratificar la elección de Pedro Sánchez como líder del partido y dar el visto bueno a una nueva dirección. No es un momento fácil porque el que fuera uno de los políticos más admirados del partido, hasta hace apenas tres años, se marcha con la frustración de no haber frenado el declive electoral de su formación. Pero ayer lo ensayó en privado durante la última reunión de su ejecutiva. Rubalcaba aprovechó el encuentro, breve y sin más orden del día que la despedida, para agradecer a su equipo la labor realizada en un momento terriblemente complicado.

«Ha sido un placer trabajar con vosotros; volvería a elegiros a todos», les dijo. Apenas faltó nadie, salvo el presidente de Asturias, Javier Fernández, por problemas de agenda. Estuvo el expresidente de la Junta de Andalucía y actual presidente del partido, José Antonio Griñán, quien ha decidido ya abandonar la primera línea política, una vez culminada con éxito la sucesión en su tierra. Y también el exlendakari Patxi López, quien apenas ejerció durante estos años el cargo de secretario de Relaciones Políticas que Rubalcaba creo ad hoc para él y que, en su momento, se vio como una plataforma desde la que podría articularse la sucesión.

En el entorno de Rubalcaba interpretaron esa asistencia masiva a la reunión como un gesto digno de agradecer. Sobre todo, porque son conscientes de que el líder se va achicharrado, que son muchos los que ahora le culpan de la debilidad del partido, de la incapacidad para recomponer la fractura que generó el 38 Congreso e incluso -«sin razón», dicen- de maniobrar para favorecer al que consideraban su favorito, Eduardo Madina.

Rubalcaba, emocionado

Pasará un tiempo, dicen algunos de los que han formado su núcleo duro, antes de que el PSOE reconozca al secretario general saliente sus méritos. Por eso, varias fuentes aseguran que ayer se vio a un Rubalcaba emocionado por las palabras que le dedicaron los suyos. Y también por el reconocimiento explícito que hizo de su labor quien está llamado a ocupar su puesto.

Sánchez, que estos días recibe a los secretarios regionales y piensa en la composición de su ejecutiva, agradeció la apuesta reformista de su antecesor: la elección del secretario general por voto directo; la puesta al día del proyecto socialista aprobada en la conferencia política de noviembre y la declaración de Granada, que sirvió para encontrar un marco de diálogo con el PSC y superar las discrepancias sobre la celebración de una consulta soberanista en Cataluña.

El nuevo líder socialista asume sin peros ese legado, lo que tampoco es casual porque como él mismo recordó, trabajó en el 2012 por la victoria de Rubalcaba y ejerció como coordinador de la conferencia a las órdenes de Ramón Jáuregui. Ahora, hay algo en lo que marcará distancias, como quedó demostrado la semana pasada en la elección del presidente de la Comisión Europea, pues Sánchez no quiere nada que suene a pacto con el PP.

Integración, inteligencia y renovación son los criterios que, según fuentes socialistas, marcan el perfil que busca Sánchez para la dirección. No ha trascendido ningún nombre, pero se apunta a Javier Fernández o a Patxi López para presidir el PSOE, en una ejecutiva que Sánchez quiere hacer más reducida, a fin de que sea más operativa y más fácil de mover por las federaciones.