Lucha entre el aparato saliente y los barones regionales

G. B. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

13 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Once días de campaña oficial y un debate televisado no han sido suficientes para establecer diferencias sustanciales en el discurso de los tres candidatos, por lo que los militantes escogerán más entre tres estilos que entre tres proyectos políticos. Pero lo que hoy se dirime no es solo quién pondrá la cara en el nuevo PSOE, sino también una lucha de poder interna entre el aparato regional, representado por los barones del partido, que trataron de aupar por aclamación a la andaluza Susana Díaz al liderazgo del PSOE y luego se volcaron mayoritariamente en favor de Pedro Sánchez, y el aparato saliente de Ferraz, con Rubalcaba a la cabeza, que respalda a Eduardo Madina. Todo, por supuesto, extraoficialmente. Conscientes de ese hecho, y de la vena ácrata de los militantes del PSOE que les lleva a votar siempre contra el poder interno establecido cuando se les da la palabra, uno y otro huyen de esa etiqueta de candidatos del aparato, por más que ambos lleven años en las tripas del PSOE.

Elegir entre tres incógnitas

El proceso interno ha insuflado algo de entusiasmo en una militancia muy desencantada desde el ocaso del zapaterismo, pero los más veteranos están seguros de que, gane quien gane, será simplemente un líder provisional que difícilmente protagonizará la vuelta del socialismo al Gobierno de España. Nunca hasta ahora se habían disputado el liderazgo tres dirigentes con tan escaso bagaje de gestión y menor predicamento interno. Felipe González fue el líder indiscutido durante dos décadas. Joaquín Almunia heredó la secretaría general siendo ministro y un histórico del PSOE. Zapatero supuso la renovación frente a la vieja guardia representada por Bono. Rubalcaba era el único veterano políticamente vivo cuando asumió el liderazgo del partido. Ahora, el PSOE escoge entre tres incógnitas.