El duro estreno del reinado de Felipe VI

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Abraldes

26 jun 2014 . Actualizado a las 16:58 h.

El procesamiento de la infanta Cristina no ha cogido por sorpresa a la Casa Real, que lo daba por hecho desde hace tiempo. Esa certeza sobre el futuro judicial de la hermana del nuevo monarca ha permitido que desde la Casa del Rey se preparara con mucha antelación la estrategia a seguir, con el objetivo de que el procesamiento y futuro juicio afectaran lo mínimo posible a la institución. Es esta situación la que explica muchos de los pasos que ha ido dando la familia real en los últimos años, que han culminado con la abdicación de Juan Carlos I y la proclamación de Felipe VI. Aún así, el procesamiento, solo seis días después de su proclamación, es un duro revés para los planes del nuevo rey de limpiar la imagen de la monarquía española. La reacción de la Casa del Rey a la noticia es la primera prueba de esa estrategia.

Cambio de mensaje en la casa del rey

Una respuesta distinta a la de don Juan Carlos. La reacción oficial desde la Casa del Rey al procesamiento es una muestra del nuevo estilo que quiere imponer Felipe VI. Zarzuela se limitó a manifestar ayer su «pleno respeto a la independencia del Poder Judicial», sin hacer ningún otro tipo de valoraciones. A partir de ahora, serán impensables reacciones como la que tuvo Zarzuela en abril del 2013, cuando la infanta fue imputada. Entonces, un portavoz oficial expresó la «sorpresa» de la Casa del Rey por «el cambio de posición expresado por el juez en esta resolución, frente a la mantenida en el auto de 5 de marzo de 2012 confirmado posteriormente por la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca». Además, la Casa del Rey manifestó su «absoluta conformidad» con el recurso presentado por la fiscalía, en una clara muestra de apoyo a la infanta. «El juez está obsesionado con la Infanta», llegaron a afirmar de manera no oficial en Zarzuela. Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey, tachó públicamente el caso Nóos de «martirio» para la Corona. Ahora, no hay comentarios ni a la decisión del juez ni a la de la fiscalía.

Motivo para la abdicación

Ya no es de la familia real. En la decisión de don Juan Carlos de abdicar la Corona ha pesado también el convencimiento de que su hija sería procesada. El rey saliente consideraba que solo un relevo en el trono lograría contrarrestar el efecto demoledor que tendría de ver a un miembro de la familia real ante el banquillo. Ahora, doña Cristina no es ya miembro de la familia real, aunque sí de lo que se conoce como la familia del rey. Pero, además, don Juan Carlos era consciente de que, de seguir en el trono, se vería obligado a repudiar por completo a su propia hija, algo que le resultaba doloroso, dada la buena relación que ha mantenido siempre con ella.

Aforamiento

El rey, a salvo. La futura apertura del juicio oral deja abierta la posibilidad de que durante la vista alguno de los acusados trate de involucrar a don Juan Carlos en las actividades irregulares de Iñaki Urdangarin. De hecho, el ex socio del duque de Palma, Diego Torres, presento al juez un correo en el que Urdangarin se dirige directamente al Rey para pedirle que haga «un par de gestiones» para para ayudarle en sus negocios. El aforamiento total que está presentando el Gobierno para don Juan Carlos , y que entrará en vigor antes de la apertura del juicio dejaría al rey blindado y solo podría juzgarlo el Supremo.

Derechos dinásticos

Doña Cristina no renuncia. Doña Cristina no ha dado hasta ahora ninguna muestra de querer facilitar las cosas al nuevo rey renunciando a sus derechos dinásticos o al ducado de Palma. Y, en su declaración judicial, dejó claro su respaldo a su marido, evidenciando así que no tiene previsto romper su matrimonio en ningún caso, como se le ha sugerido en alguna ocasión desde la Casa del Rey. El paso adelante que supone el procesamiento deja abierta la puerta a que termine renunciando a sus derechos dinásticos para no perjudicar a Felipe VI y conseguir así, en caso de que no tenga que ingresar en prisión tras el juicio, rehacer su vida en España junto a sus hijos y el propio Urdangarin. Solo ella misma, o el propio rey podrían privarla de sus derechos dinásticos. Algo que, en todo caso, no afectaría a sus cuatro hijos.

Compromiso de don Felipe

La Corona debe ser «íntegra, honesta y transparente». Don Felipe adelantó en su discurso de proclamación su compromiso con la independencia de la Justicia y su exigencia máxima para toda la familia real en lo que afecta a la moralidad y la ejemplaridad. Aseguró que la Corona deba «saber ganarse continuamente» el aprecio de los ciudadanos y por eso se proponía «velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente». Aseguró también que un rey debe «respetar en todo momento la independencia del Poder Judicial».

Ruptura total entre Felipe VI y su hermana

No habrá relación oficial. La relación de los nuevos reyes de España con el matrimonio Urdangarin estaba rota desde hace tiempo. Siendo príncipe de Asturias, don Felipe decidió, al contrario que el propio don Juan Carlos y sobre todo la reina doña Sofía, que dieron públicas muestras de apoyo a su hija, romper toda relación con su hermana. Don Felipe y doña Letizia no asistieron por ello a la cena de Nochebuena que se celebró la pasada Navidad en la Zarzuela, en la que sí estuvieron los duques de Palma. Zarzuela trataba de establecer así un cordón sanitario que aislara al futuro rey para impedir que fuera contaminado por el escándalo Nóos. Esa marginación de Cristina de Borbón, que a la que ni siquiera se permitió acudir a la proclamación del rey, no solo continuará, sino que irá en aumento dado que, además, la relación personal entre doña Cristina y la reina Letizia no es buena.