Mas y Urkullu reprochan al monarca que no hablara de un Estado plurinacional

Enrique Clemente Navarro
E. Clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Rajoy destaca la «tranquilidad» y «normalidad» de la sucesión, y el PP y el PSOE elogian el discurso de Felipe VI

20 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Los nacionalistas no ven nada nuevo en el discurso del rey en cuanto a sus aspiraciones y le echan en cara que no hablara de España como un Estado plurinacional. En esta crítica coincidieron ayer los presidentes catalán y vasco, Artur Mas e Iñigo Urkullu, que, no obstante, señalaron que es muy pronto para juzgar. «Sigo en el ver y esperar», dijo Mas, que explicó en una comparecencia en la sede de la Generalitat en Madrid que su decisión de no aplaudir al rey se debió a que este habló de la nación española, en lugar de España como «Estado plurinacional». Negó que fuera una falta de respeto -como le afeó la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, para quien «no ha estado a la altura»- y explicó que su presencia fue un «gesto de cortesía y respeto institucional».

El lendakari, por su parte, considera que no ha habido «ni una mención al Estado plurinacional ni a las nacionalidades y sí a la soberanía nacional». Fuentes de la presidencia del Gobierno vasco explicaron que Urkullu no ha observado «ninguna novedad con respecto a lo que se había escuchado hasta ahora sobre el modelo de Estado» y que fue una intervención «sin más guiño a la pluralidad del Estado que la referencia a los pueblos que componen la España secular basada en las lenguas reconocidas y en su cultura y tradiciones».

En esa línea, pero con mayor dureza, se expresó el BNG, que señaló que el rey «ignora y desprecia las aspiraciones legítimas de miles de ciudadanos que reclaman un nuevo tiempo político en el que las naciones sin Estado tengan derecho a existir y a decidir su futuro», en palabras de su portavoz nacional, Xavier Vence.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, destacó la «tranquilidad» y la «normalidad» con la que se ha desarrollado la sucesión, demostrando que las leyes y la Constitución funcionan. «Nunca jamás en la historia de España la sucesión en la jefatura del Estado se había hecho con la tranquilidad con la que se ha hecho esta, y pienso que esto es reconfortante y para sentirse contentos y orgullosos», señaló. Por contra, no quiso hacer ningún comentario ante la pregunta de si Felipe VI había hecho un discurso en clave territorial.

El rey fue elogiado por populares y socialistas. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, resaltó que los guiños que el monarca hizo a Cataluña y a la pluralidad de España reflejan el «orgullo» que sienten la «inmensa mayoría de los españoles» de vivir en un país «plural y diverso», mientras que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, afirmó que fue un discurso «impecable para inaugurar un reinado».

Los ex presidentes del Gobierno Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero coincidieron en valorar positivamente la intervención. «Correcto en fondo y forma», dijo el primero. «Me ha gustado mucho el discurso, que ha sido completo, directo y valiente en los temas fundamentales», señaló Zapatero, mucho más entusiasta. Resaltó sus palabras reconociendo una «España amplia y diversa», que favorece el diálogo con Cataluña, y también que «se haya hecho cargo de la situación social como consecuencia de la crisis». «Todo bien», se limitó a decir José María Aznar.

Para la número dos del PSOE, Elena Valenciano, el discurso fue «completo, profundo y cercano», mientras el exvicepresidente Alfonso Guerra lo elogió y destacó el tiempo que dedicó al debate territorial, y el ex presidente del Congreso, José Bono, se mostró confiado en que el rey ayude a evitar la secesión de Cataluña, que sería «una ruina» y que solo interesa «a cuatro neuróticos».

Desde las filas republicanas, el diputado de IU Gaspar Llamazares tachó el discurso de «vacío, tópico, lleno de lugares comunes y propio de un funcionario del poder» y reprochó al rey que no haya incluido «ni un solo compromiso de transparencia, lucha contra la corrupción y respeto a la justicia».