¿Por qué abdica el rey ahora?

David Suárez Alonso
D. Suárez LA VOZ

ESPAÑA

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Ante la pérdida de peso de los dos grandes partidos, demorar la abdicación podría haber puesto en riesgo la aprobación de la ley orgánica que debe regular la sucesión y el futuro del rey Juan Carlos

02 jun 2014 . Actualizado a las 21:22 h.

Lo que no se ha resuelto en 39 años de reinado se deberá regular por procedimiento de urgencia. La abdicación del rey abre un proceso inédito en el que se deberá decidir lo que pasará con Don Juan Carlos cuando abandone el trono y se perpetuará, gracias al apoyo de los dos grandes partidos, la dinastía monárquica.

La monarquía parlamentaria española había dejado varios cabos sueltos. En los cajones de los ministros de Justicia permanece desde hace años una norma necesaria para que el heredero de la Corona sea realmente eso. La ley orgánica necesaria para regular el proceso de abdicación. En la Constitución, el proceso que se ha abierto tras la renuncia del rey se presenta como un mecanismo un tanto desdibujado. Cuestiones como el procedimiento de comunicación a las Cortes Generales, la necesidad de autorización parlamentaria previa, la posibilidad de una negativa de las Cámaras o el refrendo del acto de abdicación son las que tendrá que resolver la ley orgánica que está previsto que apruebe mañana el Consejo de Ministros.

Rajoy se ha comprometido a tramitar de urgencia y «dentro de la normalidad» esa norma en la que también se debería determinar el estatus en el que quedará Juan Carlos I tras abdicar en su hijo y si mantiene privilegios como su inimputabilidad. La ley orgánica también debería detallar cuales serán sus derechos y atribuciones tras su paso por el trono y los de la reina Sofía, que no tendrá casi tiempo para disfrutar del aforamiento que le concedía la reforma del Poder Judicial impulsada por Gallardón.

¿Por qué ahora?

El Gobierno no es el único agente implicado en este proceso. Congreso y Senado tendrán que aprobar por mayoría absoluta la normativa. Y este proceso se afronta en un momento marcado por una gran incertidumbre sobre el futuro del bipartidismo.

Esa mayoría absoluta que han garantizado el apoyo del PP y PSOE al monarca podría peligrar si los votantes se siguen alejando de los grandes partidos y ganan fuerza nuevas formaciones, como Podemos, IU o Compromís, que ya han dejado claro que apuestan por un referéndum. Además, Rubalcaba dejará pronto la secretaría general del PSOE y su marcha podría suponer un giro a la izquierda y retomar ideales republicanos. Izquierda Socialista, la única corriente interna del partido, y Juventudes Socialistas ya han pedido un referéndum para que «se consulte al pueblo» tras la abdicación.

La situación de Juan Carlos I era insostenible desde hace tiempo. A sus problemas de salud se le sumaban otro tipo de heridas, esos errores cometidos por él y los suyos que la ciudadanía no era capaz de olvidar. Su popularidad estaba por debajo de la de su hijo y su imagen no remontaba tras la famosa cacería en Botsuana, su idilio con Corinna o la implicación de su hija en el caso Nóos, proceso judicial que probablemente se aclare definitivamente en cuestión de semanas. Si la decisión de abdicar ya la había tomado en enero y en marzo ya lo sabían los principales líderes políticos, ¿por qué se esperó hasta junio para hacer oficial la abdicación del rey? ¿Tendrá algo que ver el varapalo que recibieron los grandes partidos en las europeas?