El BNG pide ficha en el puzle de la izquierda

S. lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

ESPAÑA

30 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Las expresiones de alivio iluminaron los rostros de la mayoría de los miembros de la ejecutiva del BNG en la noche del domingo. Acababan de perder 22.000 votos respecto a las europeas del 2009. Era el peor resultado electoral de la coalición nacionalista en 25 años. Pero en la sede central del Bloque lo recibían con sonrisas, abrazos y lecturas no exentas de triunfalismo. ¿Por qué? En su primer análisis, el Bloque apuntó dos claves de peso, que aderezó con circunstancias que complicaron su campaña, pero omitió otra fundamental.

Los nacionalistas ya manejaban antes de los comicios el argumento de que la coyuntura en la que concurrían a estas europeas era muy distinta de la de hace cinco años. Es cierto que el BNG acababa entonces de ser desalojado del poder, lo que derivó en una crisis que se saldó con el relevo de la dirección que lideraba Anxo Quintana. Pero el efecto de aquel vuelco no es comparable al de las escisiones del 2012, que dieron lugar a los embriones de lo que ahora son Anova y Compromiso por Galicia. Esa atomización del espacio nacionalista que antes copaba el Bloque es, precisamente, la segunda idea central en su argumentario de los obstáculos de las europeas. El elector nacionalista que antes tenía clara la papeleta, puede escoger ahora entre varias. Y no solo por las escisiones. En el BNG saben que parte de los 22.000 votos perdidos fue a Podemos.

La versión oficial apunta otros factores que condicionaron su campaña. Precariedad económica, tratamiento marginal en los medios públicos por las decisiones de la Junta Electoral, y «criminalización» por parte del PP de su alianza con Bildu. Esta última idea, por la que el BNG pasa de puntillas, explica mejor que ninguna de las anteriores la satisfacción de la noche electoral. Los nacionalistas entendieron que, además de la continuidad de Ana Miranda en Estrasburgo, habían salvado los muebles. Porque el batacazo que muchos temían (algunos calculaban menos de 60.000 votos) se quedó en un revés. La decisión de ir con la formación abertzale restó, pero menos. La división interna sobre la apuesta con la que la UPG buscó un golpe de efecto para anticiparse a Anova salió a la luz cuando el BNG desveló contactos posteriores con ERC para cambiar de socio. Pasadas las europeas, el Bloque se dispone a buscar su sitio en el puzle de una izquierda crecida, dispuesta a sumar y que ya no ve necesario al PSOE. Toca mover ficha. No queda otra.

21-10-2012 (AUTONÓMICAS)

146.027 (10,11 %)

25-5-2014 (EUROPEAS)

79.732 (7,9 %)