Italia, un país en punto muerto

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

ESPAÑA

Grillo y Berlusconi, muy presente pese a su inhabilitación, se enzarzaron en un cruce de insultos.
Grillo y Berlusconi, muy presente pese a su inhabilitación, se enzarzaron en un cruce de insultos. E. FERRARI< / span> Efe< / span>

El movimiento antisistema de Grillo busca pescar votos entre los descontentos por los recortes

22 may 2014 . Actualizado a las 11:10 h.

A poco más de un año de las últimas elecciones generales y con dos Gobiernos en tan solo quince meses, en Italia las elecciones europeas se ven como un examen tanto para el Ejecutivo como para la oposición. Matteo Renzi, que llegó a la presidencia del Gabinete sin haber pasado por las urnas, sabrá si su política de cambios cuenta con el apoyo de los ciudadanos, mientras el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo comprobará si se erige como uno de los partidos más votados.

Las encuestas antes del inicio de la campaña electoral -en Italia está prohibido hacerlas en ese período- daban al Partido Democrático (PD) de Renzi el 33 % de la intención de voto, a unos diez puntos de los de Grillo, que se mueve en la horquilla del 23-22 %. Quien parece fuera de juego es Silvio Berlusconi. La vuelta de su Forza Italia no ha servido para frenar la sangría de votos del centroderecha y pocos sondeos le dan más del 20 %. Intentando superar al 4 % que marca la ley para tener representación en la Eurocámara, están el Nuevo Centroderecha de Angelino Alfano (7-6 %) -cuya disidencia rompió el Pueblo de la Libertad, de Berlusconi-, la xenófoba Liga Norte (4,5 %), la izquierdista Lista Tsipras (3,5-4,5 %) y la derechista Fratelli di Italia (3,5-4,5 %).

Los pronósticos de un aumento de la abstención -cifrada en el 43,6 %, un 7 % más que en las elecciones del 2009- es fiel reflejo del poco interés que estos comicios despiertan en Italia.

La polémica sobre el euro

La campaña está centrada en la permanencia o no de Italia en la moneda única. A la Liga Norte y a Fratelli di Italia les une la convicción de que fuera del euro al país le iría mejor, mientras que el Movimiento 5 Estrella aboga por llevar la decisión a un referendo. Tanto Renzi como Berlusconi temen a Grillo y los cruces de insultos y descalificaciones entre los tres salpican la campaña, sobre todo desde el pasado fin de semana cuando los pesos fuertes de las tres formaciones entraron a saco en campaña

El retroceso del PIB (cayó un 0,1 %) dado conocer la pasada semana refuerzan la idea del italiano de a pie de que la salida de la crisis está aún muy lejana. Ahogado por un constante aumento de impuestos y con un desempleo del 12,5 % -que llega al 52 % entre los jóvenes-, le cuesta trabajo asumir el optimismo de Matteo Renzi. Italia, salvada en el último minuto de un rescate, vive desde noviembre del 2011 -cuando Silvio Berlusconi dejó el Gobierno- bajo la lupa fiscalizadora de Bruselas, que ha dictado la política económica de Mario Monti y de Enrico Letta como ahora lo hace con Renzi.

La enorme deuda pública y el retroceso del crecimiento ponen a la economía italiana en perenne crisis. Las reformas que la UE han sido difíciles de asumir por una población que ha sentido en sus carnes una pérdida de poder adquisitivo en los últimos diez años que ronda el 39,7 %. Una de las más contestadas ha sido la reforma de las pensiones que, entre otras cosas, retrasará la edad de jubilación a los 67 años de edad en el año 2020.

Educación y sanidad son los sectores más castigados por los recortes del gasto público. El tique sanitario (un cargo acosta del paciente) era una realidad antes de la crisis, pero en los últimos años su precio ha aumentando en un intento de cubrir el gran déficit del Servicio Sanitario Nacional (SSN).

Más allá de los comercios siempre llenos del centro de las ciudades turísticas, hay otra Italia que vive en punto muerto, con barrios en los que cada día cierran más tiendas y las pocas aún existentes apenas ven clientes. Los supermercados discount son los únicos que han aumentado sus ventas en los tres últimos años, mientras la bolsa de la compra contiene menos carne y pescado. La caída del consumo afecta sobre todo a los bienes que no son de primera necesidad, como la ropa y el calzado (-16 %), así como a muebles y electrodomésticos (-12 %). Es este el caldo de cultivo de los populistas que piden la salida del euro, al que culpan de una economía que, tras años de vacas gordas en la exportación, ha visto como la crisis ha afectado a los habituales productos del made in Italy.