Cataluña es un problema español, dicen los candidatos europeos

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / E. LA VOZ

ESPAÑA

Alusiones a España por la crisis de la deuda y el retroceso de libertades

16 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Las cartas ya están echadas. Los cinco candidatos europeos que aspiran a presidir la Comisión durante los próximos cinco años, Jean-Claude Juncker (PPE), Martin Schulz (PSE), Guy Verhofstadt (liberales),  Ska Keller (Verdes) y Alexis Tsipras (Izquierda Unitaria), quemaron ayer sus cartuchos frente a los votantes en el debate electoral previo al 25-M. Fue una discusión de hora y media, dinámica y aguda. Se trataron en bloques temáticos: economía, inmigración, políticas de empleo, euroescepticismo e independencia. Y aquí se coló el debate soberanista catalán, sobre el que todos quisieron dar su parecer.

La veda la abrió Verhofstadt, que visitó recientemente Barcelona: «La UE no debería involucrarse en esto. Que decidan ellos, españoles y catalanes», aseguró. La ecologista Keller fue más allá y pidió respetar «el derecho fundamental a decidir de los ciudadanos de Cataluña y Escocia» y si se deciden por la independencia «les acogería en la UE». Más cautos se mostraron Juncker y Schulz, que apelaron juntos a la Constitución para no tener que mojarse en una cuestión tan controvertida. Tsipras fue más claro: «Los nacionalismos nunca llevan a resultados positivos».

Esta no fue la única alusión a España, y los cinco citaron en algún momento al país. Buena parte del debate electoral se centró en la crisis económica y aquí salió a relucir el problema de deuda pública española Tsipras y Keller recordaron que España no era un país altamente endeudado hasta que estalló la crisis bancaria y apuntaron a las políticas de rescate y de austeridad como las causantes del deterioro económico y social. El líder griego de la izquierda propuso una «solución global para aligerar la deuda» de países como Grecia y España. El conservador Juncker, menos incisivo de lo habitual, tuvo que defenderse de los ataques a su gestión al frente del Eurogrupo. «Se hizo lo necesario para evitar que la economía se viniese abajo. La consolidación presupuestaria es indispensable», aseguró.

Libertades y derechos

También salió a relucir España cuando abordaron la cuestión de las libertades individuales. Mientras intercambiaban opiniones sobre la conveniencia o no de regular la exhibición de símbolos religiosos, Tsipras exigió respeto a los derechos y tradiciones ciudadanas: «Legislar sobre esto es un anacronismo. Hay que evitar enfrentamientos por la religión. El conservadurismo en España, por ejemplo, nos está retrotrayendo años, a la época franquista». Verhofstadt, por el contrario, propuso crear una ley de antidiscriminación europea para velar por valores fundamentales: «En España se está hablando del derecho al aborto. Necesitamos un enfoque comunitario».

Todos coincidieron en poner el empleo en el centro de la agenda, pero difieren de la política a seguir, y que la eurofobia se combate con reformas y empleo. Juncker aboga por continuar la senda de los recortes y terminar con las divisiones entre el norte y el sur. Schulz hizo hincapié en la lucha contra el fraude fiscal. Verhofstadt propuso redoblar los esfuerzos por integrar más el mercado interior. Keller defendió la apuesta por la economía verde y Tsipras puso encima de la mesa un New Deal: «La austeridad no ofrece ninguna posibilidad, necesitamos decisiones valientes».