Cede la presión migratoria en Melilla tras dos meses de tensión

Jesús Blasco de Avellaneda MELILLA / COLPISA

ESPAÑA

Inmigrantes encaramados en la valla de Melilla en la zona de Aguadú, el pasado día 3.
Inmigrantes encaramados en la valla de Melilla en la zona de Aguadú, el pasado día 3. Paco F. Guerrero < / span>Efe< / span>

La mayor presencia policial pone freno a los asaltos diarios en la verja

28 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La vuelta de Marruecos a la mano dura en política de inmigración ha permitido minimizar y poner freno, al menos por el momento, a la enorme presión que en el 2014 ha estado soportando la frontera de Melilla, que en los meses de febrero y marzo padeció intentos masivos casi diarios de entrada ilegal de subsaharianos en suelo español y el salto con éxito de la verja de centenares de extranjeros.

La razón de que en abril solo se registrase una escalada frustrada de la valla el pasado día 3 y un salto en el que, el jueves, lograron penetrar en la ciudad autónoma una veintena de subsaharianos es fundamentalmente policial. Los agentes marroquíes, medio año después, han reactivado las redadas en los campamentos de inmigrantes del monte Gurugú y las deportaciones hacia el centro del país de centenares de los extranjeros que preparaban los saltos, al tiempo que incrementaban las patrullas conjuntas con la Guardia Civil para prevenir y dificultar la llegada de columnas de subsaharianos a los alrededores del vallado.

El trabajo conjunto a ambos lados de la frontera parece dar sus frutos. Los dos países tienen estilos distintos para afrontar el fenómeno migratorio, pero se complementan. España opta por reforzar la vigilancia en el perímetro y dedicar más esfuerzos a la prevención, con patrullas conjuntas en suelo magrebí, que estudian los flujos migratorios in situ y evalúan el terreno.

Marruecos se concentra en la acción directa. Las fuerzas auxiliares marroquíes peinan el Gurugú desde el 3 de abril casi a diario y semanalmente hacen un gran despliegue durante el que arrasan los asentamientos de subsaharianos. Que se sepa, hubo grandes redadas los días 6, 12 y 18 de abril, que acabaron con decenas de heridos y centenares de inmigrantes arrestados y trasladados a Rabat. La principal fue la de hace diez días, que desmanteló los refugios más grandes. La oenegé Prodein asegura que hubo centenares de deportados y su presidente, José Palazón, mantiene que el uso de la fuerza en estas operaciones es «desmesurado» y que ha dejado «muchos heridos con cortes y contusiones».

Marruecos, según organizaciones como Médicos Sin Fronteras, lleva años aplicando un uso desproporcionado de la fuerza en los asentamientos de subsaharianos. Sin embargo, desde septiembre del 2013, estas prácticas se frenaron cuando el Gobierno alauí decidió poner en marcha un proceso de regularización de extranjeros, tras una fuerte denuncia del Consejo Nacional de Derecho Humanos, un órgano consultivo nombrado por el rey Mohamed VI. La política de dureza ha retornado tras los saltos masivos y las detenciones y la quema de tiendas.