Y respecto a la oposición a que se suba la velocidad máxima por, entre otras cosas, el coste económico y medioambiental, Peñarroya ha dicho que «si se hace, que no es seguro, no se hará de forma chapucera ni con pegatinas», como cuando se rebajó a 110 por «capricho del señor Rubalcaba». «Lo haremos inteligentemente, con paneles electrónicos que existen y sin coste alguno», ha resaltado.
Mientras, Enrique Cascallana, del PSOE, ha lamentado el afán recaudatorio de la ley, la falta de diálogo del Gobierno, la preponderancia del uso de los vehículos a motor y la voluntad de aumentar los límites máximos de velocidad cuando es uno de los factores que más incide en la siniestralidad.