Una mirada gallega al 23-F: «Aquello no podía estar pasando»

Manuel Costoya
m. c. cereijo REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Cuatro diputados rememoran la noche del intento golpista, desde la incredulidad y el miedo inicial hasta el alivio cuando fracasó y la conciencia actual de que «quedan sombras»

23 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Treinta y tres años después de la entrada en el Congreso del teniente coronel Tejero el 23-F, cuatro diputados gallegos recuerdan ante las cámaras del programa Informe en V, que presenta y dirige Gladys Vázquez (22.30 horas en V Televisión), sus vivencias en una dramática jornada que pudo cambiar el curso de la historia de España. Esto es un resumen de lo emitido ayer y de lo que se podrá ver esta noche.

La situación previa

Un país en ebullición. El 23 de febrero de 1981, la situación de España era de absoluta inestabilidad. «Había preocupación por la instauración de la democracia. El PSOE y el PCE habían logrado buenos resultados, los 40 años de dictadura y la guerra civil estaban aún recientes. Todas estas cuestiones, que generaban mucha inquietud en algunas personas, cuajaron en la chapuza del 23-F», describe José Luis Meilán Gil, entonces diputado de UCD por A Coruña. «Sabíamos que algo iba a pasar. Lo que no sabíamos era el cuándo ni el cómo», recuerda el socialista Isidoro Gracia, que colaboró con los servicios de inteligencia del Estado realizando un seguimiento a militares que se reunían en el barrio vigués de Lavadores los meses previos a la intentona golpista. «Por un lado estaban ETA y el GRAPO que querían provocar una gran convulsión. Luego el Ejército y una UCD que se descomponía. Era un escenario de gran tensión y desde algunos medios, como El Alcázar, se pedía un golpe de timón», reflexiona el entonces diputado socialista Francisco Vázquez.

El inicio

Tejero entra en el Congreso. Y ese eufemístico giro de timón se produjo el 23-F. «Eu pensei que houbera un lixeiro movemento de terra debaixo do Congreso». Así recuerda la irrupción de Tejero en el hemiciclo José Luis Rodríguez Pardo, diputado socialista en 1981. «Mi primera reacción fue de sorpresa. Pensaba que estábamos en un país moderno y que aquello no podía estar pasando», describe Gracia. «Sentí miedo, creí que era ETA. Luego, Miquel Roca (exdiputado de CiU y ahora abogado de la infanta Cristina), que estaba muy cerca, dijo: ?Es Tejero, el de la operación Galaxia?», recuerda Vázquez. «Me sorprendió el estruendo. No es normal que en el Congreso haya esos ruidos... luego vinieron los disparos», dice Meilán. «En aquel momento -señala Vázquez- entendí que si corría una gota de sangre, el golpe sería irreversible y sus consecuencias, terribles» Y este hecho estuvo a punto de suceder, según el relato de Gracia. «En la tribuna estaba el embajador americano, al que no se cargaron de milagro. Una bala le dio cerca del pie».

Los peores momentos

Suárez, Carrillo... y la hoguera. Gutiérrez Mellado se enfrenta al coronel Tejero. El presidente Suárez sale en su defensa y los sacan del hemiciclo, junto a Felipe González y Carrillo. «Ahí pensé que los golpistas intentaban controlar la situación eliminado directamente a los líderes», explica Gracia. «No sabíamos si iban a ejecutarlos», recuerda Vázquez. «Yo lo interpreté de una manera menos dramática -reflexiona Meilán-, se me hacía muy fuerte que les fuesen a pegar un pistoletazo». Los golpistas temían una intervención de las fuerzas especiales y agolparon sillas y otros materiales inflamables en el centro del hemiciclo en una hoguera que amenazaban con prender. «Si lo hubiesen hecho aquello habría sido una catástrofe, ardería el Congreso y no se quien podría salir vivo de ahí», concluye Gracia.

Las horas avanzan

El golpe falla. «Hubo un momento en el que un militar se subió a la tribuna y comenzó a leer algo que parecía un teletipo. Desde abajo alguien le dijo ?eso no?. Entonces me di cuenta de que aquello era una chapuza, que no podía estar organizada por el Estado Mayor del Ejército», relata Meilán. A la una de la madrugada, cuatro horas después de que Tejero entrase en el Congreso, los golpistas cambiaron de actitud. «Ya no tenían un comportamiento chulesco, todos eran serviciales... ahí me di cuenta de que el golpe había fracasado», describe Gracia. «Cuando acabó todo y salimos, lo hicimos como pasando revista a todos los guardias que habían participado en el golpe. Fue una insensatez por parte de quien lo organizó así, pero aquello se había acabado», describe Meilán.

El final

Las conclusiones. «No se investigó la trama civil del golpe y, ahora visto desde la distancia, probablemente se acertó porque hacerlo podría llevar a reacciones inesperadas», según Gracia, una impresión que comparten Rodríguez Pardo, Meilán y Vázquez, quien cree que «tras un golpe de Estado siempre quedan sombras, personas que han movido los hilos y que han sido lo suficientemente inteligentes para que su nombre no aparezca. Eso siempre pasa».

Anecdotario

Los protagonistas recuerdan en el doble capítulo de Informe en V numerosas anécdotas de lo sucedido aquella jornada. Por ejemplo, como Francisco Vázquez fue evacuado del hemiciclo tras sufrir un desmayo. «A raíz del golpe descubrí que tenía una pequeña obstrucción aórtica de origen genético», afirma. Otros como Gracia y Meilán se echaron una cabezada de madrugada, cuando el golpe apuntaba a lo que fue, una algarada.