La infanta Cristina baja a la trinchera

Melchor saiz-Pardo PALMA DE MALLORCA / COLPISA

ESPAÑA

La hija del rey comparece ante el juez y un ejército de abogados con intereses y estrategias enfrentadas para someterse a un interrogatorio de más de trescientas preguntas

08 feb 2014 . Actualizado a las 11:55 h.

Llegó el día. La hija del rey, aunque no va a responder a las acusaciones populares o la defensa de Diego Torres, se enfrenta este sábado a más de 300 preguntas. El juez, el fiscal y la Abogacía del Estado van a llevar la batuta en la declaración sobre fraudes fiscales y blanqueo, y no van a ser especialmente amables. El panorama que se presenta es el de una especie de guerra de trincheras en la que los dos bandos contarán con inesperados aliados y con golpes de timón inopinados. Todo es un poco raro: un fiscal que no acusa, pero que a última hora ha decidido ser duro; acusaciones que tampoco incriminan; defensas que sí que imputarán delitos; y, sobre todo, un juez en el papel del ministerio público y alejado de su labor de árbitro.

El magistrado José Castro, en una maniobra también inusual, decidió ayer que él abrirá el interrogatorio con una batería de cien preguntas, según fuentes del proceso. El juez quiere fresca a la infanta, precisaron. Y se va a situar en la trinchera contraria a la de la imputada.

El fiscal se endurece

El fiscal Pedro Horrach, aunque no acusa, se sienta con las acusaciones. En principio, la infanta podría pensar que tiene un aliado en él, pero no va a ser así. Horrach no va a ponérselo fácil. Ha decidido sacudirse la imagen de abogado defensor con una andanada de cuestiones muy incisivas. Y muy alejadas de aquellos escritos en los que exculpaba de todo a la hija menor de los reyes. Durante todo el día, Horrach trabajó en su despacho para perfilar un cuestionario de 145 preguntas, con posibles repreguntas, con las que tocará todos los temas espinosos para la infanta: esto es, su participación como vocal en el Instituto Nóos, la contratación en negro del servicio doméstico, el uso de la tarjeta de Aizoon, las fiestas, viajes y cursos de salsa pagados con dinero de la inmobiliaria pantalla, la reforma de Pedralbes o las instrucciones de la Zarzuela para dejar Nóos. «Va a haber mucho fuego amigo desde Anticorrupción», avisan.

Pero también en el bando de aliados toman posiciones acusaciones que no acusan. El abogado del Estado, el representante de la Agencia Tributaria en principio no deberían de poner contra las cuerdas a la hija del rey, pero durante esta semana se ha coordinado con Horrach para completar su cuestionario con otras 50 demandas de orden fiscal relacionadas con Aizoon.

Eso sí, Cristina de Borbón comparece con un ejército de abogados. Hasta cuatro letrados podrían trabajar para ella. Estarán seguro los penalistas Miquel Roca y Jesús Silva, y es probable que también participen los letrados Jaume Riutort y Pau Molins. Y, por supuesto, cuenta con la ayuda inestimable del abogado de su marido, Mario Pascual Vives, quien no va a poner en aprieto alguno a la imputada, a pesar de que parte de la estrategia de defensa de Cristina pase por culpar a su marido de todas las irregularidades fiscales que se cometieron en la sociedad familiar de la que es propietaria el matrimonio.

La tierra de nadie estará a rebosar. Buena parte de los abogados de los 42 imputados han comunicado al juzgado que van a estar presentes en esta histórica declaración, aunque la inmensa mayoría no tienen interés real en lo que se refiere a sus clientes sobre lo que pueda decir la duquesa. Pero si esta se aviniese a responder a todas las partes, cosa improbable, el juez tendría un extrañísimo compañero, el abogado de uno de sus imputados, Manuel González Peeters, defensor de Diego Torres, el exsocio de Urdangarin. González Peeters tiene preparado un ataque directo. En el mismo bando contrario velan también armas las dos acusaciones populares.