PSOE y PSC quieren escenificar su unidad

e. c. madrid / la voz

ESPAÑA

04 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Alfredo Pérez Rubalcaba respiró tranquilo cuando Pere Navarro se desmarcó del acuerdo de CiU, ERC, ICV y CUP sobre la doble pregunta y la fecha del referendo de autodeterminación. PSOE y PSC comparten su oposición a esta consulta y que el federalismo es la mejor fórmula para buscar un encaje de Cataluña en el Estado español. Pero, conscientes de que la reforma constitucional profunda que propugna el PSOE tardará mucho, si es que se llega a concretar, los socialistas catalanes propusieron hace unos días una modificación puntual a corto plazo, «a la carta», de la Constitución para mejorar la situación de Cataluña. En concreto, el portavoz del PSC en el Parlamento catalán, Maurici Lucena, planteó añadir al texto constitucional una quinta disposición adicional que recoja la especificidad de Cataluña, con el reconocimiento de su singularidad nacional, el blindaje de competencias en materia lingüística y cultural y la regulación de su financiación. A lo que Rubalcaba se negó de forma tajante.

Derecho a decidir

En este contexto se celebra el martes en Barcelona el encuentro al máximo nivel de las direcciones del PSOE y el PSC, encabezadas por el secretario general y el primer secretario respectivamente. El líder socialista estará acompañado de la plana mayor del partido, con Elena Valenciano, Óscar López y Ramón Jáuregui, entre otros. El objetivo es dar una imagen de unidad entre los dos partidos hermanos en defensa precisamente de esa reforma constitucional federalista. También tratarán de minimizar el hecho de que el PSC esté a favor del derecho a decidir, aunque solo a través de una consulta pactada con el Gobierno central y no de la forma unilateral que la ha planteado Artur Mas. Además, aunque el PSOE apoya al Gobierno en su oposición frontal al referendo, Rubalcaba y Navarro aprovecharán la reunión para marcar distancias, destacando su inmovilismo recentralizador.

El PSC se encuentra en una situación harto complicada en un mapa político catalán muy polarizado, agravada además por sus disensiones internas. Ni forma parte del bloque que apoya el referendo ni hace piña con el que se opone radicalmente. Las encuestas apuntan que sus expectativas de voto son aún peores que el resultado catastrófico que cosechó en las últimas elecciones, lo que le convertiría en la cuarta fuerza. Su apuesta federalista no acaba de cuajar.