Los populares multiplican los guiños a su electorado más conservador

A. M. Madrid / Colpisa

ESPAÑA

Mano dura contra los escraches, más exigencia sobre Gibraltar o más restricciones para abortar son algunas de las decisiones de los populares para contestar a los que acusan a Rajoy de blando

08 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Mano dura contra los escraches, más exigencia sobre Gibraltar, más restricciones para abortar, frenar la inmigración ilegal y más religión en las aulas públicas son algunas de las decisiones que exhiben los populares para contestar a los que acusan a Mariano Rajoy de blando.

Una respuesta más dura a Estrasburgo. El Gobierno respondió con la muy políticamente correcta frase de «máximo respeto» a la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo de tumbar la doctrina Parot. Sin embargo, el lenguaje del PP se ha recrudecido de manera directamente proporcional a la irritación ciudadana ante la liberación de decenas de terroristas y violadores. Senadores y diputados populares han declarado públicamente sentir «asco» ante la decisión de Estrasburgo. Carlos Floriano, número tres de la formación, culpó el miércoles a los jueces de Estrasburgo del «daño» que está causando a la sociedad española la salida de prisión de etarras y violadores.

Sobresalto en Bruselas por la ley de seguridad ciudadana. El Consejo de Europa tildó de «altamente problemática» la propuesta del Ejecutivo español. Nils Muiznieks, su responsable de derechos humanos, duda de que «estas restricciones sean necesarias en una sociedad democrática» para mantener el orden público y cree que se debería velar por la seguridad «sin interferir demasiado en la libertad de reunión» y de manifestación. Jorge Fernández, ministro del Interior, acusó a Muiznieks de «no haber leído» el anteproyecto de ley.

El duelo por las concertinas. Jorge Fernández ha iniciado diciembre desempeñando el papel de duro. Pese a que el Consejo de Europa ha reprochado la decisión del Gobierno de volver a colocar cuchillas en los alambres que coronan las vallas fronterizas -las temidas concertinas- para luchar contra la inmigración ilegal, el ministro de Interior ha recalcado que otros países europeos con fronteras conflictivas también emplean dichas cuchillas para evitar que los simpapeles puedan meter los dedos y escalar.

Ley del aborto. Esta norma, a diferencia de la ley de seguridad ciudadana, sí es una promesa electoral del PP. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se ha comprometido públicamente a que el Consejo de Ministros aprobará esta reforma antes de que acabe el año. El Gobierno apura al máximo este plazo consciente de la vehemencia con la que defienden sus posiciones los detractores y los defensores de la actual norma.

A vueltas con Gibraltar. Lo que parecía una simple serpiente de verano, ha derivado en todo un pulso con Londres, que ha provocado la decisión de la Unión Europea de enviar a una misión de inspectores a la Verja. El Gobierno ha levantado el pie del acelerador de su escalada patriótica apenas hace unas semanas, después de que Londres llamara a consultas al embajador.