Recuperación económica cogida con pinzas

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

La inesperada caída por la crisis de tantas familias desde las clases medias hasta la frontera de la pobreza ha agitado la tradicional fidelidad de voto

17 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Algo va mejor en la economía española, pero aún se sostiene con pinzas. Lo confirmaba esta semana el presidente del BBVA, Francisco González: «Atentos, porque la recuperación es frágil todavía». No obstante, algo va mejor, por lo menos en la macroeconomía. Otra cosa es la dura vida en la base: la inesperada caída por la crisis de tantas familias desde las clases medias hasta la frontera de la pobreza ha hecho estragos sociales y ha agitado la tradicional fidelidad de voto. La constante supremacía del bipartidismo, con alternancia entre centroderecha y socialdemocracia, está amenazada. Al calor de ese retroceso anunciado, bailan ilusionados Izquierda Unida, Rosa Diez y ahora desembarca en Madrid, Albert Rivera, exitoso líder de Ciutadans en Cataluña, al que las encuestas sonríen en Barcelona.

El proceso soberanista catalán tiene dos grandes beneficiarios: Esquerra Republicana y el propio Rivera porque el voto que suelta el PP se lo lleva Ciutadans. Son los dos polos del arco voltaico y los de en medio -socialistas, populares y convergentes- corren el riesgo de que sus aspiraciones queden electrocutadas. Eso, que vale para Cataluña, ¿es extrapolable a Castilla-La Mancha, por ejemplo? Así lo cree un empresario toledano que está animado a apoyar a Albert Rivera en su expansión mesetaria. «El gobierno de la señora Cospedal es de risa -sostiene- y ella lo dirige con mando a distancia porque está siempre en Madrid, por tanto perderá votos y ahí puede crecer Rivera». Difícil de creer porque el PP es mucho PP, sobre todo en algunas comunidades.

Lo de Esquerra es una subida constante en intención de voto y se anuncia como primer partido en Cataluña en poco tiempo. Recoge desencantados de Convergencia, de los socialistas y apuros tiene Iniciativa -la Izquierda Unida catalana- para no cederle espacio. No obstante, su líder, Oriol Junqueras, ha pisado una mina peligrosa esta semana en Bruselas al declarar que «está en nuestras manos paralizar la economía catalana durante dos semanas para presionar a Rajoy a que negocie». Ha sido su peor declaración. El Gobierno de Mas, los empresarios e incluso los sindicatos le han parado los pies. Ha sido más que un gesto de prepotencia: ha mostrado la vertiente irresponsable de una formación amante de la provocación en sede parlamentaria que excita a su favor el voto juvenil tan crítico con las desprestigiadas instituciones. Pero cuando se va a gobernar, la excentricidad puede resultar catastrófica. Quizás esas clases medias catalanas que compraron la mercancía de que «Madrid nos roba» comiencen a hacerse algunas preguntas sobre cómo sería un país, independiente o no, gobernado por Junqueras.

Entretanto, el PSOE parece estabilizarse en su gravedad después de la conferencia de la pasada semana que podría haber enviado a Rubalcaba a la UVI y, sin embargo, le suministró vitaminas para sobrevivir un año. Falta el previsible golpe de las europeas en las que socialistas y populares pueden registrar sus peores resultados. Y después municipales y autonómicas en mayo del 2014. Los populares temen la pérdida de la Comunidad Valenciana e incluso de Madrid aunque los socialistas siempre suelen ayudarles allí, generosamente, al enfrentarles los peores candidatos disponibles. La economía tendrá la última palabra: si la recuperación cala, el PP puede mantenerse en el poder, aunque necesite alguna ayuda parlamentaria. De lo contrario, todos los escenarios son posibles, incluida la italianización de la política española.

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