«Los tengo delante, muertos; ¿cómo ha podido ocurrir?»

redacción / la voz

ESPAÑA

Atlas TV

Consternación en la bocamina, donde los gritos de dolor rompían el silencio

29 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Los tengo delante, muertos, sin poder hacer nada. ¿Cómo ha podido ocurrir? Es terrible, no hay palabras para poder definir esto. ¡Qué desgracia! ¡Qué desgracia!», contaba desesperado tras la tragedia el minero y sindicalista de UGT José Antonio Colinas, compañero de las víctimas. «Es increíble... terrible... No puedo hablar más», alcanzó a decir entre lágrimas en la bocamina.

Las escenas de dolor, llanto y desesperación llenaron la explanada que hay en la entrada al pozo Emilio del Valle, del Grupo Tabliza, en Llombera, pero también en el pueblo de Pola de Gordón, donde está la explotación minera. Y es que no hay nadie en la localidad que no tenga una raíz en el carbón. Precisamente por eso los gritos de rabia -«era lo que les faltaba», entre otros- y de lamentos se alternaban con un elocuente silencio a pie de mina.

«Eran buenos mineros todos y era muy buena gente... no puedo continuar... no puedo decir más...», lamentó el representante de USO en la Hullera Vasco-Leonesa Marco Antonio Martínez, conocido de los afectados por el accidente. «Con cosas como estas sobran las palabras», añadió sin apenas poder articular palabra por la impresión del suceso, según recoge Efe.

Entre sollozos de rabia, el representante de los mineros comentó que no parecía un accidente habitual debido a las grandes medidas de seguridad. «Es raro, pero ha pasado. Nada más, nada más...».

«Considerada modelo»

Un vecino de La Robla, pueblo minero próximo, y que acudió al lugar del suceso, Pedro Domínguez, lamentó la «mala suerte» de estos mineros, porque «puedes estar siempre en la mina y no pasarte nada». Domínguez, muy extrañado por lo sucedido, puntualiza que la mina de Tabliza «era considerada como modelo, por lo que estas cosas [el accidente] se encajan muy mal».

El alcalde de Pola de Gordón, Francisco Castañón, aseguró, por su parte, que «toda la comarca se encuentra consternada».

Más de un centenar de personas, familiares y amigos de los trabajadores permanecieron durante horas en los accesos a la explotación minera en la que poco después del mediodía se vivió la mayor tragedia sufrida por el sector en los últimos años. Mientras, los vehículos de los servicios funerarios y del Anatómico Forense de León abandonaban las instalaciones del Grupo Tabliza con los seis cuerpos para serles practicadas las autopsias. La actividad industrial quedó paralizada y previsiblemente no se reanudará hasta después de los funerales.

Uno acababa de ser padre y dos estaban a punto de jubilarse

Los seis mineros -Carlos Pérez, Manuel Moure, Antonio Blanco, Orlando González, José Luis Arias y Roberto Álvarez- que ayer perdieron la vida en el pozo Emilio del Valle tenían edades comprendidas entre los 35 y los 45 años.

Según fuentes del comité de empresa, pertenecían a la plantilla y eran «mineros experimentados», cinco leoneses (Paradilla, Bembibre, Ciñera, Fontanos y Robles de Valcueva ) y uno asturiano. Este, José Luis Arias, de 45 años y natural de Pola de Lena, estaba casado y tenía dos hijos de corta edad. Estaba a punto de acogerse a la prejubilación. Al igual que Antonio Blanco, de 42 años, casado y con una hija. El más joven era Roberto Álvarez, de 35 años, casado y con una niña de dos años y un bebé que nació este verano.

Otro se había casado hace unos meses y su mujer está embarazada. Manuel Moure se acababa de incorporar tras el permiso por paternidad. Y Orlando González estaba soltero.

Uno de los trabajadores que resultó muerto se había quedado dentro del pozo para intentar rescatar a los compañeros. Era muy conocido y había participado en la última Marcha Negra. Otros cinco mineros resultaron heridos, dos cuando acudían a socorrer a sus compañeros. Fueron trasladados al complejo hospitalario de León. Uno de ellos está grave.