Interior pone en manos de un comisario fiel el futuro de la UDEF

julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Sánchez Aparicio es el tercer jefe con el PP de la comisaría que lleva los casos de corrupción

20 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

José Santiago Sánchez Aparicio, un licenciado en Ciencias de la Información de 62 años, con cinco de antigüedad como comisario principal, experto en inteligencia policial, se despidió la semana que acaba de su anterior puesto como jefe de división de Formación y Perfeccionamiento del cuerpo y mañana tomará posesión de su nuevo destino como comisario general de Policía Judicial, vacante desde el pasado jueves, tras materializarse el anunciado cese de José García Losada.

El Chati -alias por el que es más conocido Sánchez Aparicio en la cúpula policial- , dentro de su dilatada carrera profesional, llega a un destino que no es precisamente de un puesto codiciado en la institución, menos en el momento actual. La de la Policía Judicial es la comisaría general más sensible de las cinco con que cuenta en la actualidad la Dirección General de la Policía y él será el tercer responsable de la misma en los 22 meses de la legislatura del PP.

De esta comisaría depende la unidad central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF central), que cuenta con una unidad adscrita a la Fiscalía Anticorrupción, una brigada de blanqueo de capitales, otra de investigación de delitos monetarios, otra de delincuencia económica, otra de investigación del Banco de España y una quinta de investigación tecnológica.

La eclosión de la corrupción político-económica fue incrementando progresivamente el protagonismo de esta unidad central y, consiguientemente, de la comisaría general de la que depende. El eficiente trabajo realizado por algunas de estas unidades que trabajan a las órdenes directas de jueces centrales y fiscales y el protagonismo mediático de sus informes en los procesos más emblemáticos, la mayoría de las cuales afectan al partido en el Gobierno, han generado y generan gran nerviosismo tanto en la Moncloa, sede de la presidencia del Gobierno, como en Génova, la del partido que lo sustenta.

Misión arriesgada

En este contexto, nadie duda, por obvio, que el control de las unidades especializadas integradas en la UDEF será la tarea primordial encomendada al Chati, un comisario cuya identificación con ideológica el partido gobernante está fuera de todo duda. ¿Qué margen de maniobra tiene un comisario general para controlar o al menos supervisar el trabajo de estas unidades? Teóricamente, ninguno. En la práctica, el que le quieran dar los inspectores responsables directos de cada una de las investigaciones.

Según explicó a La Voz un excomisario que en su día tuvo responsabilidades en el área de Policía Judicial, tiene todos los visos de ser una misión de alto riesgo. Los agentes que se ocupan de las investigaciones judicializadas trabajan a las órdenes directas de policías y fiscales y estos pueden abrirles unas diligencias penales en el momento en que tengan constancias o sospechas de que alguien más conoce el resultado de sus investigaciones. «En los temas delicados, las presiones de los mandos, a su vez presionados por los cargos políticos de turno, son inevitables. Su resultado depende de la intensidad de las mismas. Llegado el caso, un cambio de destino siempre es un mal menor que un proceso judicial», explica el excomisario.

¿Qué papel puede jugar Sánchez Aparicio en ese contexto? Según las distintas fuentes, poco más que estructurar una UDEF integrada por agentes más dóciles, mientras la Policía Judicial no deje de depender orgánicamente de Interior y se encomiende a jueces y/o fiscales.