El PP ensaya el giro en Cataluña

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El rechazo de los barones a la propuesta de Sánchez-Camacho frena por ahora la estrategia de Rajoy de mejorar la financiación sin ceder soberanía

13 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«No podemos estar sin hacer nada». Los barones populares desayunaron el pasado lunes con esta frase de la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, referida a la respuesta que debe dar el partido al desafío nacionalista lanzado por el presidente catalán, Artur Mas. Cuando poco después escucharon que decía que es necesario fijar límites a la solidaridad de Cataluña con el resto de las autonomías, saltaron todas las alarmas.

En 36 años de democracia, era la primera vez que un dirigente del PP decía algo semejante. Sabedores de que la propuesta se lanzaba solo unas horas antes de que Sánchez-Camacho se estrenara en Madrid como integrante del comité de dirección del partido, muchos de esos barones entendieron que se trataba de un giro estratégico autorizado por Rajoy. Sin esperar a que concluyera la reunión del comité de dirección, se lanzaron a descalificar la propuesta. Algunos, en términos durísimos.

Contactos Rajoy-Mas

Hoja de ruta. Probablemente sin que ellos lo supieran, la rápida y contundente reacción de los barones acababa de abortar la estrategia diseñada por Rajoy para introducir en el debate político la necesidad de que el PP mueva piezas en el tablero catalán si quiere salir vivo de un órdago soberanista que en Génova consideran ya fuera de control. Desde un principio, la hoja de ruta de Rajoy pasa por mejorar la financiación de Cataluña sin ceder soberanía. Así se lo ha hecho saber a Artur Mas en los contactos secretos que ambos mantienen desde hace tiempo. Y, aunque el presidente catalán rechaza con rotundidad ese plan, Rajoy está convencido de que esa es la única salida.

Labor de pedagogía

Desastrosa puesta en escena. El líder del PP lleva tiempo preparándose para convencer a su partido de que es necesario asumir que Cataluña debe tener un mejor trato fiscal. El problema es que la puesta en escena de Sánchez-Camacho para iniciar esa labor de pedagogía no pudo ser más desastrosa. Primero, la propuesta se filtró a un diario no precisamente afín antes de llegar a la mesa de Génova, lo que garantizó el rechazo. Y, segundo, la líder del PP catalán no consultó sus intenciones con ninguno de sus compañeros. Por más que en Génova no lo confirmen, Rajoy conocía las intenciones de Sánchez-Camacho. Entre otras cosas, porque no era nada nuevo, sino algo que ya se había aprobado en el congreso del PP catalán del año 2012. Entonces pasó inadvertido, pero ahora se le quería dar carta de naturaleza planteándolo en Madrid.

Objetivo cumplido

Balance de daños. El incendio provocado por Sánchez-Camacho llegó el lunes a Génova antes de que concluyera la reunión del Comité de Dirección, en donde la tesis, sin ser compartida por todos, había tenido mejor acogida que entre los barones del PP. Y Rajoy y María Dolores de Cospedal se apresuraron a apagar el fuego. El objetivo era descafeinar la propuesta sin quemar a una dirigente en la que el líder popular sigue confiando. En rueda de prensa, Cospedal aseguró que se trataba de una voz más de las muchas que se oirán hasta que se reforme el actual modelo de financiación. Y, aunque introdujo muchos matices, en ningún momento llegó a desautorizar de plano el planteamiento de su compañera. Se limitó, más bien, a decir que ahora no tocaba ese debate. Consternada, la líder del PP catalán recibió inmediato consuelo por parte de Rajoy, que le reiteró su confianza en una reunión en la Moncloa y la exhortó a congelar de momento su propuesta. Pese a la imagen de descontrol ofrecida, la dirección del PP considera que el balance de daños es limitado y que se ha conseguido el objetivo de integrar en el debate político la necesidad de mejorar la financiación de Cataluña si se quiere parar la marea independentista. Hasta dónde se llegará es algo que dependerá de que los barones mantengan o no el pulso a Rajoy.