La Iglesia beatifica a 522 religiosos asesinados en la Guerra Civil

Agencias

ESPAÑA

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El cardenal Amato asegura que la ceremonia «no busca culpables» y el PSC lamenta la falta de una condena del franquismo

14 oct 2013 . Actualizado a las 02:08 h.

La Iglesia católica ha beatificado, en un multitudinario acto en Tarragona, a 522 religiosos asesinados en la Guerra Civil, en una ceremonia en la que el papa Francisco ha animado, con un mensaje grabado, a salir de egoísmos y perezas y buscar la hermandad siendo cristianos «con obras y no de palabra».

Con la asistencia de más de 20.000 personas, entre ellas 105 obispos, 1.386 sacerdotes, 2.720 religiosos y casi 4.000 familiares de los mártires, el prefecto de la Congregación por las Causas de los Santos, el cardenal Ángelo Amato, ha presidido la solemne eucaristía de beatificación, la más masiva en la historia de la Iglesia en España y en la que se han prohibido banderas y pancartas.

Amato ha recordado que la beatificación de los religiosos «no busca culpables», ha incidido en que el perdón es «la esencia del cristianismo» y ha dicho que nada justifica una «guerra fratricida ni la muerte del prójimo». En una breve alocución grabada de tres minutos, el papa Francisco se ha sumado a la celebración con un mensaje en el que ha pedido imitar a los mártires porque «siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestras perezas».

El papa también ha animado a «ser cristianos con obras y no de palabra, para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia; ellos no eran barnizados, fueron cristianos hasta el final». Francisco, que no ha hecho ninguna referencia al papel de la Iglesia en el franquismo, ha concluido su mensaje haciendo un llamamiento ser «artífices de hermandad y solidaridad».

Su enviado especial, el cardenal Amato ha dicho en su homilía que «España es una tierra bendecida por la sangre de los mártires». Amato ha subrayado que los 522 beatificados no son víctimas de la Guerra Civil, sino de «una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia» y ha tachado los años 30 de «periodo oscuro de la hostilidad anticatólica».

«Vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, destruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico», ha criticado el cardenal. «La Iglesia no quiere olvidar a estos sus hijos valientes» y «los honra con culto público» porque «la Iglesia, casa del perdón, no busca culpables», ha remarcado el prefecto, que ha recordado que fue en Tarragona donde fueron quemados vivos los primeros mártires hispanos en el año 259 después de Cristo, el obispo Fructuoso y sus diáconos, Augurio y Eulogio.

Con este acto ya son 1.523 los mártires beatificados del siglo XX en España, de los que once ya han sido canonizados. La edad media de los mártires beatificados es de 43,59 años y 131 de ellos tenían 30 años o menos en el momento de ser asesinados. El más joven tenía 18 años, el carmelita José Sánchez Rodríguez, y la más anciana, con 86 años, era la monja Aurora López González.

Entre los beatificados hay sacerdotes diocesanos y monjes de casi todas las congregaciones, entre ellos una veintena de monjes benedictinos de Montserrat, cuya Escolanía ha amenizado la eucaristía con canciones religiosas. Del total de mártires beatificados, 515 son españoles y 7 extranjeros (3 franceses, 1 cubano, 1 colombiano, 1 filipino y 1 portugués) y, por condición eclesial, 88 eran sacerdotes diocesanos (3 obispos, 82 sacerdotes y 3 seminaristas); 15 eran Hermanos Sacerdotes Operarios Diocesanos; 412 eran religiosos consagrados de diferentes órdenes; y 7 eran laicos.

Las 33 causas beatificadas son por mártires de las diócesis de Ávila, Barbastro, Barcelona, Bilbao, Cartagena, Ciudad Real, Cuenca, Córdoba, Jaén, Lérida, Madrid, Sigüenza-Guadalajara, Menorca, Tarragona, Tortosa y Valencia, aunque casi la mitad de ellos fallecieron en Cataluña.

Entre las autoridades que han asistido al acto figuran, entre otros, el presidente de la Generalitat, Artur Mas; los ministros de Interior, Jorge Fernández Díaz, y de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el presidente del Congreso, Jesús Posada, y la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna.

Críticas a la ceremonia

El portavoz del PSC, Jaume Collboni, ha instado a la Iglesia católica a «denunciar el franquismo» y «reconocer su error histórico por haber apoyado» la dictadura española, aunque al mismo tiempo los socialistas ha expresado su respeto por la macrobeatificación celebrada en Tarragona. En un acto sobre la memoria histórica en el Fossar de la Pedrera, en Montjuïc (Barcelona), Collboni ha manifestado su «absoluto respeto a las familias de las víctimas de todos los bandos de un conflicto que no se debería volver a repetir nunca más», en alusión a la beatificación de 522 religiosos muertos durante la Guerra Civil.

Asimismo, Collboni ha asegurado: «todo el mundo tiene derecho a homenajear a sus antepasados, pero lo primero que debería hacer la Iglesia católica es denunciar el franquismo y reconocer su error histórico de haberle dado apoyo». «Es a partir de este reconocimiento histórico de la Iglesia católica que ésta tendría toda la legitimidad para recordar también a sus mártires», ha concluido.

Por otra parte, la Plataforma para una Comisión de la Verdad sobre los crímenes del franquismo considera esta ceremonia como «un acto político de afirmación franquista». «Bajo la capa de un acto religioso, la jerarquía está haciendo un acto político de afirmación franquista», escribió la plataforma que agrupa a más de un centenar de asociaciones, en una carta dirigida al papa y hecha pública el viernes.

«Usted debe saber que la Iglesia Católica apoyó la sublevación militar de Franco contra la República Española en 1936, consideró la guerra civil como 'una cruzada' apoyando a los generales sublevados, legitimó su dictadura fascista y la feroz represión que ésta ejerció sobre los españoles», añadió la organización en esta carta en la que pedía la papa anular la ceremonia.