Un discurso españolista y sin sumisión a Ferraz que tensiona al PSOE

G. B. Madrid / Colpisa

ESPAÑA

11 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Lleva menos de tres meses jugando en la primera división de la política nacional, pero hay quien se atreve a incluirla ya entre las candidatas a la sucesión de Alfredo Pérez Rubalcaba. Una quiniela que sin duda no asustaría a esta mujer nacida en Sevilla en 1974 y a la que hasta sus adversarios políticos reconocen una valentía política casi temeraria. En julio de este año se presentó a las primarias para suceder a José Antonio Griñán como candidato del PSOE andaluz. Lo hizo con el aval directo de Griñán, que ha sido su mentor político. Y ese es el principal lastre que arrastra en su intento de marcar distancias con el caso de los ERE y de convertirse en adalid socialista contra la corrupción.

Desde que el pasado 5 de septiembre fuera investida como presidenta de la Junta de Andalucía tras la renuncia de Griñán, Díaz ha tratado de enarbolar un discurso propio alejado no solo del de su predecesor en el Ejecutivo andaluz, sino también del que mantiene la dirección del PSOE. Sin hacer de momento mucho ruido, le ha dejado claro ya a Rubalcaba que no está dispuesta a asumir dócilmente el discurso oficial ni en lo que afecta a la corrupción ni tampoco en lo que se refiere a la deriva soberanista en Cataluña. Y es quizá en este último aspecto en el Díaz cosecha más apoyos entre los socialistas que no comulgan con la tesis de que la solución a los problemas de Cataluña pasa por una reforma de la Constitución y un mejor trato fiscal para esa comunidad.

Su socialismo españolista amenaza con causarle a Rubalcaba más problemas de los que le planteaba Griñán y choca directamente con el esfuerzo didáctico del líder del PSOE para convencer a los socialistas de toda España de la necesidad de tratar mejor a Cataluña. Federaciones como la extremeña o la de Castilla-La Mancha se encuentran mucho más cerca de las tesis de Díaz que de las del líder de PSOE. Su afirmación de que Zapatero es uno de los culpables de la deriva soberanista en Cataluña la sitúa también entre las pocas socialistas que rompen abiertamente con el legado del expresidente del Gobierno. El discurso suena a nuevo y a regeneración, mientras a otros como Patxi López o Eduardo Madina les cuesta despegar con un discurso propio.

El clavo final a esa tensa relación con Ferraz lo ha puesto su decisión unilateral de plantearle a Mariano Rajoy un pacto contra la corrupción a pesar de que la dirección nacional del PSOE tiene congeladas todas las relaciones institucionales con el Gobierno por su decisión de no dar explicaciones públicas sobre el caso Bárcenas.