Los seis piratas somalíes que atacaron el buque «Patiño» alegan que eran pescadores y tenían hambre

Efe

ESPAÑA

En el juicio iniciado hoy en la Audiencia Nacional, los piratas manifestaron que en ningún momento atacaron al buque con puerto base en Ferrol

07 oct 2013 . Actualizado a las 20:53 h.

Los somalíes acusados de atacar en enero del 2012 al buque de la armada Patiño en aguas del Índico han negado hoy en la Audiencia Nacional que sean piratas, se han definido como pescadores y han explicado que se dirigieron a la embarcación española para pedir ayuda porque estaban perdidos y tenían hambre.

En el juicio que hoy se ha iniciado en la Audiencia Nacional, los seis presuntos piratas han coincidido en su declaración y han manifestado que en ningún momento atacaron al buque español, que llevaban siete días perdidos en busca de un pesquero averiado al que iban a reparar y que simplemente quisieron pedir ayuda al Patiño, con puerto base en Ferrol, cuya tripulación les disparó sin previo aviso.

Sin embargo, el comandante del «Patiño», Enrique Cubeiro, que ha declarado como testigo, ha asegurado que los primeros en abrir fuego fueron los piratas y que durante la persecución, que fue grabada por los tripulantes españoles, los somalíes arrojaron al mar fusiles de asalto y lanzagranadas.

Los hechos se remontan al 13 de enero de 2012 cuando, aún de noche, un esquife dotado de un potente motor y con siete tripulantes a bordo intentó abordar al buque de la Armada con un escala, pero los militares españoles se percataron de su presencia y se inició un tiroteo que acabó con la vida de uno de los piratas, otros tres resultaron heridos y las dos embarcaciones dañadas.

Por estos hechos, la fiscal Teresa Sandoval solicita 23 años de cárcel para cada uno de los seis acusados: Hamou Elfaf Mahou, Mohamed Absullah Hassan, Issa Absullah Issa, Mohamed Said Ahmed, Abdillah Mohamed Gouled y Mohamed Aden Mohamed.

De los 23 años, la Fiscalía solicita trece de cárcel por piratería, seis por pertenencia a organización criminal y cuatro por tenencia y depósito de armas de guerra.

Todos los acusados han negado los hechos y han querido dejar claro que vivían en un pueblo de Somalia muy pobre y dedicado a la pesca.

«No hay piratas ni terroristas. Solo gente pobre y sin armas», ha llegado a decir uno de los acusados que ha declarado en español y que ha sido felicitado por el presidente del tribunal, Fernando Grande Marlaska, por haber aprendido el idioma en este tiempo.

Según sus testimonios, el esquife había zarpado en busca de un pesquero averiado, cuya ubicación exacta no conocía. Estuvo siete días perdido hasta que avistaron al buque español, cuyo carácter militar no identificaron, y se acercaron a él para pedir ayuda porque, además, tenían hambre.

Los piratas han asegurado que los militares no le dieron el alto y comenzaron a disparar sin previo aviso.

Pero los tres marinos españoles que han declarado en esta primera sesión del juicio, entre ellos el comandante, han ofrecido una versión distinta y han explicado cómo pudieron percatarse de la presencia de los piratas y de su intención de abordar al buque, probablemente porque no sabían que era militar y estaba protegido.

Fueron los piratas, según ha subrayado el comandante, quienes comenzaron a disparar, por lo que la tripulación española intentó repeler la agresión.

Todavía de noche y con mala mar, ha continuado Cubeiro, persiguieron al esquife, también con el helicóptero, y procedieron grabarlo, constatando que los piratas arrojaron al mar siete fusiles de asalto y lanzagranadas, así como otros objetos que no identificaron.

Ya interceptado el esquife, los servicios médicos españoles atendieron e intervinieron quirúrgicamente a los tres piratas heridos -al menos dos de ellos de bala-.

Tanto la embarcación somalí como la española sufrieron daños y las consecuencias de los impactos de bala.

Precisamente, algunas vainas de armas no utilizadas por los marinos españoles fueron halladas en el esquife, pero la abogada defensora de los piratas y éstos han justificado su presencia en la embarcación en las continuas guerras de Somalia.

Según el comandante, en el esquife había comida envasada, una cantidad inusual de combustible -unos 300 litros- y el motor de esta embarcación era un Yamaha de 40 caballos, «muy caro» y con un número de serie muy próximo a otros barcos de piratas capturados.

El juicio continúa mañana a las 10.30 horas con las declaraciones de más testigos.