El empresario que acusó a Fabra cambia su versión y lo exculpa

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El dirigente popular dice que siempre ha funcionado con la «caja familiar»

04 oct 2013 . Actualizado a las 01:58 h.

El juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Castellón contra Carlos Fabra por cohecho, tráfico de influencias y cuatro delitos fiscales dio ayer un vuelco inesperado y extraño. El empresario Vicente Vilar, que fue quien destapó el caso al revelar que le había pagado en dinero negro a cambio de sus gestiones ante los ministerios de Agricultura y Sanidad del Gobierno de José María Aznar con el objetivo de agilizar la concesión de licencias para sus productos fitosanitarios, se desdijo de su acusación.

Su nueva versión fue que no le hizo ningún pago y que presentó la querella con la que se inició la causa contra Fabra en diciembre del 2003 por un «cabreo» al no prestarle apoyo cuando su mujer lo denunció por violación, por lo que actualmente cumple condena. Aseguró que no quiere «meter a Carlos en un lío que no se merece».

Vilar declaró que fue su exmujer, Montserrat Vives, la que efectuó dos pagos a la exesposa de Fabra, Amparo Fernández, a las que calificó como «codiciosas». En concreto, uno de 30 millones de pesetas (180.000 euros), en un maletín negro, y otro de de 25 (150.000 euros), en bolsas de plástico, en «agradecimiento» y porque «había llegado a la conclusión de que con ella iba a llegar muy lejos».

Vilar admitió haber visitado con Fabra despachos ministeriales e incluso el palacio de Moncloa. Relató que asistió a una reunión, junto al ex presidente de la Diputación de Castellón, con la entonces ministra de Sanidad, Celia Villalobos, pero esta apenas les dejó hablar. También reveló que Fabra se reunió con los entonces secretarios de Estado de Hacienda, Juan Costa, el diputado del PP Juan José Ortiz y el ministro de Agricultura Jesús Posada. Poco después, dijo, Ortiz lo llamó para decirle que se le había otorgado la licencia para uno de sus productos. Un mes después se realizó el primer pago de 30 millones. Vilar, en todo caso, dijo que sus productos fueron aprobados porque cumplían todos los requisitos legales no por trato de favor alguno.

El empresario había enviado una carta a Fabra en la que le decía: «has cobrado un montón de millones por tráfico de influencias». Pero ayer dijo que no era verdad, sino fruto de su enfado porque no le cogió el teléfono cuando fue acusado de violación.

Admite reuniones

Por su parte, Fabra negó en su declaración haber recibido maletines con dinero de Vilar y sostuvo que no hizo ninguna gestión a su favor. El acusado reconoció que lo había llevado a alguna reunión con ministros «como cortesía», pero que jamás interfirió para que se aprobaran los productos fitosanitarios. Incluso admitió que Vilar le acompañó a la Moncloa para reunirse con el entonces jefe de Gabinete de Aznar, Alfredo Timmermans, pero solo porque «le hacía ilusión conocer el palacio».

En referencia a sus movimientos bancarios, señaló que se debían a su forma de «funcionar» y gestionar su patrimonio familiar y sus ingresos provenientes de su actividad profesional como asesor de seguros. Explicó que siempre ha funcionado con préstamos y con dinero de la «caja familiar». «Siempre recurría al banco o iba a la caja familiar, según me convenía», afirmó a preguntas del fiscal. Este no profundizó en los ingresos sin justificar que, en sus cuentas y en las de su mujer, alcanzaron los 3,3 millones de euros ni en por qué troceaba los ingresos.

Fabra sí admitió que asesoró a Villar en numerosas ocasiones y que este le pagó, pero por «otros conceptos». El dirigente popular trató de desacreditar al empresario, sobre el que dijo que le comunicó que había «llenado de maletines el ministerio para que le aprobaran sus informes» y que «eran todos un atajo de sinvergüenzas». Sin embargo, añadió que nunca se lo creyó, «y hoy menos que nunca». Lo acusó de mentir para perjudicarle por su «odio visceral», porque apoyó a su entonces mujer y no a él.