Vanesa Santiago, abogada de Dignidad y Justicia, ha tachado de «increíble e inverosímil» la cita y ha calificado al confidente como un «estómago agradecido» que dependía económicamente de Pamies y que mintió en la vista para devolverle esos favores.
Tras el turno de las acusaciones los abogados de Pamies y Ballesteros han solicitado la absolución de sus clientes al considerar que los argumentos esgrimidos se fundamentan en una instrucción «deficiente» y basada «en la nada».
«No son indicios, son concatenaciones. Cuestiones de fe que no han quedado acreditadas», ha asegurado María Ponte, letrada del exjefe superior de Policía del País Vasco, quien ha defendido en sus conclusiones que la llamada del chivatazo, que Fiscalía y acusaciones sitúan a las 11:23 horas del 4 de mayo de 2006 es falsa porque Elosua no se encontraba en su local sino en la perfumería de su hija.
Y es errónea la hora de la llamada del soplo, ha argumentado Ponte, porque la investigación dirigida por el comisario Carlos Germán no tuvo en cuenta los cortes en la cinta de videovigilancia del bar Faisán y el desfase en el horario de grabación.
Así, la llamada del chivatazo se produjo, según las defensas, entre las 11.17 horas y las 11.22 horas, un intervalo de tiempo en que no vincula las llamadas de los acusados, que se produjeron después del soplo.
También ha defendido que el confidente etarra con el que su cliente se había citado el día del chivatazo «existe» y que la reunión que iban a mantener ambos «no es ficticia ni inventada».
Respecto al delito de colaboración con banda armada, Ponte ha recordado que ni el dueño del bar Faisán ni el presunto miembro de ETA, José Antonio Cau, han sido condenados por pertenencia a ETA.