La deriva soberanista que se intensificó en la Diada del 2012 y subió un punto más con la multitudinaria cadena humana el pasado miércoles ha dejado al PSC en terreno de nadie en la política catalana. La apuesta de Pere Navarro por el modelo federal no ha calado en la sociedad, como se comprobó en el batacazo de los socialistas catalanes en las últimas elecciones y en el aun mayor en las próximas que pronostican las encuestas. Pero a la vez el PSC está a favor del derecho a decidir -en el marco de una consulta pactada con el Gobierno- siguiendo el modelo de Quebec, que ya ha celebrado dos referendos sobre la independencia, y el de Escocia, donde tendrá lugar dentro de un año.
Descolocado
Esta posición ha provocado un choque de trenes con el PSOE, que se opone a dicha consulta. El PSC, totalmente descolocado y en plena hemorragia de pérdida de apoyos, ha pedido a Alfredo Pérez Rubalcaba que se mueva más, atienda la demanda del pueblo catalán y acepte que este decida su futuro político.
El secretario general del PSOE ha propuesto reformar la Constitución en sentido federal para «salvar la convivencia». Pero para un número creciente de catalanes esta vía no conduce ya a parte alguna pues creen que la única solución es ya el Estado propio.
Tras la gran movilización de la Diada, Navarro exhortó ayer al PP y al PSOE a negociar, de forma sincera y leal, un «nuevo estatus» y una nueva financiación para Cataluña. Este nuevo estatus consistiría en mejorar el encaje de Cataluña en España -nunca romper- y la financiación para que la Generalitat dispusiera de más recursos en su lucha contra la crisis. El primer secretario calificó de «cívica y pacífica» la cadena humana y dijo que comparte su «misma inquietud» sobre las relaciones entre España y Cataluña.
Al margen de sus discrepancias con el PSOE, Navarro tiene un frente interno en su propio partido, donde un ala minoritaria pero importante apuesta por la independencia.