Artur Mas y Mariano Rajoy, ante un callejón sin aparente salida

E. C. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

13 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Más allá de las discrepancias sobre las cifras, la cadena humana de la Diada ha sido un gran éxito para los independentistas. Pero, ¿qué salida queda ahora para reconducir la situación?

Derecho a decidir

Amplísimo apoyo. En Cataluña existe una amplísima base política y social que está por el derecho a decidir, es decir, de que los ciudadanos se pronuncien en una consulta de la forma que consideren oportuna. Ahí se incluyen los independentistas (Convergència, ERC y CUP), pero también PSC e ICV -que defienden el modelo federal- y Unió, que mantiene una posición ambigua sobre la independencia. En total, un 80 % del Parlamento autónomo.

La situación de mas

La calle le mete prisa. Mas se subió a la ola independentista de la Diada del año pasado y allí inició su deriva hacia el soberanismo que parece no tener marcha atrás. El éxito de la cadena humana le mete presión y prisas para celebrar el referendo el año que viene, y, por tanto, es un revés para su pretensión de retrasar el proceso hasta el 2016, como dejó caer la semana pasada al asegurar que si Rajoy lo impide convocaría unas elecciones plebiscitarias dentro de dos años. Le da menos margen de maniobra para buscar una salida con el Gobierno dentro del marco de las negociaciones que han entablado ambos Ejecutivos.

La posición de Rajoy

Llamada de atención. El 11-S supone una seria llamada de atención al Gobierno que se suma a la Diada del 2011. En ese año transcurrido el independentismo ha ganado posiciones en Cataluña ante el inmovilismo de Madrid. A muchos catalanes ya no les vale el pacto fiscal ni siquiera un concierto como el vasco, sino el Estado propio. Mas dice que no quiere saltarse la legalidad y reclama a Rajoy que «tolere» un referendo pactado, pero el Ejecutivo, apoyado por el PSOE, considera que es imposible por inconstitucional. Esto lleva a un callejón aparentemente sin salida. ¿Es posible negociar cuando las posiciones están tan enfrentadas? ¿De qué hablar si para unos la consulta es innegociable y para otros, inviable?